El gobierno del cambio, de la transformación, en el que, desde el presidente hasta el barrendero se iba a eliminar la corrupción. Esa fue al promesa que vendió Morena y que millones le compraron en el 2018 y, en Puebla, en el 2019.
Tres años tiene el gobernador morenista Miguel Barbosa despachando en Casa Aguayo y, aunque vemos detenciones de decenas de funcionarios, ¿es realmente esto un combate a la corrupción?
A los hechos: el Sistema Estatal de Participación Ciudadana (CEPC) tiene meses sin resolver ni garantizar la operabilidad del Sistema Estatal Anticorrupción de Puebla (SEA).El CEPC, a cargo de Francisco Mariscal Magdaleno, no ha logrado seleccionar al nuevo Secretario Técnico del SEA, aunque ya se gastaron recursos en una convocatoria que se cayó de último momento.
El problema va más allá, pues el propio CEPC tiene dos comisionados menos de los que debería tener.
Ni el Congreso, ni el CEPC ni lo que queda del SEA han dado señales de alerta o preocupación por solucionar este problema.
¿Es que de verdad les importa combatir la corrupción? O solo era el slogan…