Angélica Villa Enciso
Ante el conflicto militar suscitado entre Rusia y Ucrania la prensa nacional, norteamericana y europea se ha volcado para denostar a Rusia, sirviendo a los intereses del imperio estadounidense y de su brazo armado la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). El fortalecimiento de esta campaña en contra del gobierno ruso es una preparación de la opinión pública internacional para agredir con más violencia a Rusia.
Es cierto que todos queremos la paz y nos sorprendió el anunció de la operación militar especial de Rusia para pacificar la región del Donbass, desmilitarizar y desnazificar a Ucrania, pero fue una medida de vida o muerte que se vio obligado a tomar el gobierno ruso, veamos las razones.
Primero, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski informó de las intenciones de convertirse en un país con armas nucleares, para eso estaba solicitando su integración a la OTAN; considerando que Ucrania heredó instalaciones de armas nucleares (15 reactores y la planta de Chernobyl) como país que perteneció a la Unión Soviética (URSS), el peligro para los rusos era de gran consideración para su seguridad, pues de instalar misiles hipersónicos que tardarían en llegar 5 minutos a Moscú dejarían al país eslavo sin posibilidad de defensa; esta fue una de las líneas rojas que el Kremlin exigió que no debía rebasarse, sin embargo, la adhesión de Ucrania a la OTAN era sólo cuestión de tiempo.
Segundo, después del derrocamiento del gobierno de Ucrania que encabezaba Víktor Yanukovich en 2014, producto este, de un movimiento “naranja o de colores” promovido y financiado por Estados Unidos y sus aliados europeos, en el que la demanda fundamental fue la integración de Ucrania a la Unión Europea, se desató una campaña militar y de represión contra la población indefensa de las regiones que se opusieron a este golpe de estado y protestaron contra los cambios del gobierno espurio: Donestk y Lugansk. Desde entonces, esas regiones, incluidas las áreas habitacionales fueron atacadas a diario con armamento pesado por el ejército ucraniano cuyo resultado son más de 14 mil muertos a la fecha, el éxodo de refugiados y la infraestructura de las poblaciones devastadas. A pesar de las denuncias por violación a los derechos humanos, por la instrumentación de políticas racistas, neofascistas y discriminatorias hacia la población de lengua rusa, nada fue tomando en cuenta, todo fue ignorado por el mundo occidental, por los organismos internacionales y por los medios de comunicación, incluido, el actual gobierno de Ucrania representado por el comediante de televisión Volodímir Zelenski.
Tercero, el gobierno ruso presentó a la OTAN y a EE. UU un plan de seguridad en el que exigía que se cumpliera el compromiso firmado en 1991 de que los países que pertenecieron al Pacto de Varsovia y a la URSS no serían incorporados a la OTAN; organismo que contaba con 16 integrantes y ahora cuenta con 30 debido al incumplimiento del acuerdo. La OTAN desconoció nuevamente el acuerdo de “no extenderse ni una pulgada hacia el este”, con el zalamero pretexto de que su “política es de puertas abiertas” y que “los países son libres de decidir y establecer convenios”.
Ante esta creciente amenaza a la seguridad de Rusia que está siendo cercada por la OTAN, es claro que el gobierno ruso se vio obligado a defenderse antes de que Ucrania sea utilizada como plataforma para iniciar con grandes ventajas una agresión nuclear contra los rusos.
Ahora, después de la intervención militar de Rusia en Ucrania que inició el 24 de febrero de 2022, se ha desatado una avalancha de agresiones económicas, financieras, diplomáticas, entre otras, contra el país eslavo, instrumentada por los 27 países que integran la Unión Europea, la OTAN y claro por Estados Unidos pretendiendo aislar a Rusia.
Mientras que “glorifican” al gobernante ucraniano Zelenski como baluarte de la “libertad y la democracia” por ser discípulo sumiso de Joe Biden y le envían armas para hacer más cruenta la guerra; han prohibido a Rusia el uso del espacio aéreo de Europa y de Estados Unidos; han expulsado del sistema bancario internacional a 5 bancos rusos, dejaron dos en funcionamiento porque los países europeos dependen del gas ruso y tenían que dejar un resquicio para pagar, porque de otra manera entraría en crisis la economía europea por falta de energéticos; han detenido la certificación de Alemania al gasoducto Nord Stream 2; además, los gobiernos europeos han censurado y bloqueado los principales programas noticiosos de Rusia, RT y Sputnik, han excluido a los deportistas rusos de las competiciones mundiales, han prohibido a los artistas rusos trabajar en los países europeos.
Todas estas sanciones han sido calificadas por Serguei Lavrov Ministro de Exteriores Ruso como un impuesto a la independencia; no obstante, las sanciones tienen un efecto bumerán; el gas ha subido de precio a niveles records, si esta situación se prolonga la población europea protestará contra quienes ve como artífices de esta crisis y, por otra parte, la Unión Europea ya está revisando como disminuir los precios del gas porque el aumento representa para Rusia mayores ingresos.
Toda esta escandalera de los países occidentales porque Rusia se defiende de una amenaza, pero no protestaron cuando Estados Unidos o la OTAN han llevado a cabo invasiones en Irak, Afganistán, Yugoslavia, Libia y Siria; no se inmutaron cuando Estados Unidos asesinó a Sadam Hussein y a Muamar al Gadafi; no condenan a Israel, aliado estadounidense, cuando invade territorio y asesina a los palestinos impunemente. ¿Por qué ahora lo hacen? ¿Por qué esta doble moral? Porque Estados Unidos quiere mantenerse como único país hegemónico.
Rusia está defendiendo su integridad territorial y la vida de su pueblo; su derecho a ser una nación grande, económicamente fuerte y su soberanía.