Angélica Villa Enciso
Las últimas noticias publicadas por medios de comunicación de países occidentales referentes a Ucrania, han sido calificadas por el gobierno ruso como falsas noticias (“fake news o bloomerg news”) esta última agencia noticiosa que incluso publicó como si fuera ya un hecho que “Rusia invade Ucrania” y media hora después borró la publicación de su portal.
Tras una fracasada campaña incriminatoria sobre una supuesta “inminente invasión rusa” que lleva más de 100 días y que no se presenta, anunciaron que la invasión se llevaría a cabo en la fatídica fecha del 16 de febrero y ante el contundente hecho de que no hay invasión, afirman los diplomáticos estadounidenses que el hecho de que no se haya llevado a cabo esta, no significa que no estuviera planeada, insistiendo en que el ataque ruso es inminente.
Los voceros del Kremlin, ante esta campaña infamatoria, han denunciado que es posible que Estados Unidos, la OTAN y Ucrania orquesten una provocación, agrediendo a las repúblicas autoproclamadas independientes de Donestk y Lugansk o que traten de recuperar Crimea por la vía de las armas, obligando a Rusia a defender a sus aliados y su territorio.
Este posible escenario tiene el objetivo de hacer intervenir a todos los países europeos que pertenecen a la OTAN en una guerra, especialmente a Alemania para enemistarlos con el gobierno ruso y de esa manera evitar que se conceda la autorización de la puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2 en el que son socios Alemania y Rusia.
Estados Unidos se opone al funcionamiento del nuevo gasoducto ruso-alemán porque significa la pérdida de su influencia económica en Europa y como el pueblo alemán simpatiza con el gasoducto porque lo beneficia con gas suficiente y barato, EE. UU no lo puede cancelar con sanciones económicas porque eso también afecta a Alemania; de manera que la única forma de impedir el funcionamiento del Nord Stream 2 es creando una artificial crisis militar, que sólo prolongaría la cada vez menos determinante influencia económica de Estados Unidos en Europa.
En resumen, EE. UU está creando la crisis militar para impedir que Rusia adquiera mayor influencia económica en los países europeos.