Tras varios meses de guerra fria, hoy más que nunca se ve cerca el ocaso del titular de la Auditoría Superior del Estado (ASE), Francisco Romero Serrano.
Quien fuera antaño amigo del gobernador Miguel Barbosa hoy mantiene una pelea férrea contra él y su gobierno; desde diciembre los dimes y diretes entre el audiotor y funcionarios de Barbosa han subido de tono, a tal punto que Romero Serrano acusó boicot de Barbosa.
Ahora, un golpe más se asesta contra Francisco Romero, pues fue suspendido de su cargo por el proceso penal que enfrenta por el delito de violencia familiar, y ahora el Congreso de Puebla definirá si es removido y su posible remplazo.
Que el Congreso de Puebla sea quien decide su destino es, pues, un tiro directo a Romero, pues recientemente se reformó, (¡Qué conveniente!) el artículo por el que se puede remover al titular de la ASE.
La destitución del auditor debe ser aprobada por el voto de dos terceras partes del Congreso, es decir, el voto de al menos 28 de los 41 legisladores. Gran parte del legislativo es afin al gobernador… y siguiendo el refrán de “el enemigo de mi amigo también es mi enemigo”, podemos esperar el desenlace.