Romeo Pérez Ortiz
Es reconfortante ver cómo en la primera semana de clases presenciales en el Instituto Tecnológico de Tecomatlán los estudiantes provenientes de los estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla van recuperando lo mucho que perdieron durante casi dos años de ausencia en las aulas. Ver el gesto que proyecta el rostro de cada uno de los estudiantes y el brillo de sus ojos cuando comprenden un enunciado matemático, cuando cuestionan, es de lo más reconfortante. Han sido dos largos años de ausencia y el nivel académico de ellos ha caído abismalmente, nivel ya de por sí rezagado antes de la pandemia, pero que con ésta se agudizó. La comprensión lectora y el razonamiento lógico de cada uno de ellos es de muy bajo nivel, a pesar de que los docentes de las escuelas hermanas de Tecomatlán nos esforzamos durante dos años por hacerles llegar el conocimiento a través de las distintas plataformas de Moodle, Google Classroom, Google Meet, Zoom, WhatsApp, correos electrónicos, materiales y guías de aprendizaje, etc. Está claro que querer sustituir las clases presenciales por las virtuales es una tarea imposible, precisamente por el limitado acceso a la Internet que tienen nuestros jóvenes y porque no es lo mismo tenerlos físicamente para interactuar con ellos. Sobre todo, cuando se trata de materias relacionadas con las ciencias exactas y las prácticas en los laboratorios y en los campos experimentales. Dos años de rezago educativo transcurrieron, pero gracias al trabajo organizativo de las escuelas hermanas de Tecomatlán junto con el apoyo incondicional de las autoridades de la presidencia municipal, del hospital y del Pleno de Tecomatlán, se tomó la decisión de regresar a las clases presenciales, apoyándonos de la experiencia vivida en el semestre anterior, en el que una ínfima parte de la población estudiantil se contagió debido a las medidas sanitarias estrictas instrumentadas por los responsables de las casas de estudiantes, autoridades educativas y municipales y la oportuna atención médica prestada por el Hospital Integral de Tecomatlán.
Esta experiencia influyó para que en este nuevo semestre se convocara a los estudiantes a las clases presenciales. La atención conjunta de las autoridades educativas y municipales continúa en estricto sentido para resguardar a los estudiantes. En suma, contra todos los pronósticos del aumento de la pandemia con su variante Ómicron, Tecomatlán y sus escuelas son un lugar seguro para el regreso a clases presenciales y un ejemplo a seguir a nivel nacional. No por ello dejamos de insistir enérgicamente a la Secretaría de Educación Pública (SEP), al gobierno estatal y federal la necesidad y urgencia de vacunar a los niños y adolescentes que estudian en las escuelas de Tecomatlán. Les decimos que no descansaremos hasta conseguir que los niños y adolescentes menores de 17 años sean vacunados.
Regresar a clases presenciales fue una de las medidas más oportunas, pues ahora Tecomatlán ha cobrado vida con la sangre de la juventud y pronto sus instalaciones deportivas y la Casa de la Cultura se accionarán para seguir fomentando la educación integral que ha caracterizado siempre a las escuelas hermanas de Tecomatlán. Los clubes de ciencia, deportivos y culturales se retomarán también en cada uno de los centros educativos para inyectarle vida a Tecomatlán.
Para conseguir dicho cometido, los docentes de las escuelas hermanas de Tecomatlán estamos llamados a recuperar el nivel académico, cultural, deportivo y político de toda la comunidad estudiantil, pero sobre todo el compromiso a recuperar el nivel educativo y organizativo de nuestros maestros y estudiantes reactivando con más energía los círculos de estudio para despertar la conciencia de clase en cada uno de ellos y junto con ello lanzarnos de manera decidida a la lucha por plazas, horas de contrato, infraestructura, subsidios para los comedores estudiantiles, vacunas e insumos médicos para nuestros estudiantes.
