Este martes las redes se llenaron de una noticia engañosa: Armando Ríos Piter, quien se ostentaba como rector de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), había renunciado a su cargo.
A través de un video, Ríos Piter dijo que renunciaba “para que no haya más pretextos y se regrese de inmediato a la normalidad que tanto hemos anhelado”; además, afirmaba que con su salida como rector ya nadie podía “poner excusas para regresar a clases presenciales”.
¿Es esto asi? Al parecer, no del todo.
Si bien es cierto que la renuncia de Ríos Piter es un gran paso, que deja además la posibilidad a la Fundación Jenkinsde recuperar la dirección de la institución, pues permite a Cecilia Anaya Berrios tomar posesión como rectora, lejos se está de que todo “vuelva a la normalidad”.
¿Por qué? Bueno, en primera, porque el Campus debe ser entregado conforme a la ley. Es decir, para que los jóvenes puedan volver a sus aulas es necesario que que el Poder Judicial del estado cumpla con el mandato del Tribunal Tercero de Distrito de restitución inmediata del campus y que éste vuelva a ser manejado por la administración original.
De esto, Ríos Piter no habla en su renuncia, claro. Más bien, da a entender que él y solo él era el obstaculo, cuando no era más que una pieza más en el tablero. Sin él, dice, ya pueden volver a las aulas.
Sin embargo, los estudiantes sólo podrán volver cuando se ejecute el exhorto y, ante un notario, se entregue el campus al representante legal de la Fundación. Mientras tanto, todo son palabras huecas.