No se mata la verdad matando periodistas. Esa ha sido la consigna que más ha sonado estos últimos días tras el cobarde asesinato de José Luis Gamboa, apuñalado en Veracruz; Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, en Tijuana.
Las causas nobles siempre unen al pueblo. En los gremios es igual. Por eso, este martes periodistas, camarógrafos, fotógrafos y reporteros poblanos se unieron a la protesta nacional de Periodismo en Riesgo, que se replicó en una veintena de ciudades.
Frente a la Catedral, sitio emblemático para los poblanos, medio centenar de periodistas exigieron un alto a las agresiones contra sus colegas; denunciaron también que el ser crítico en este sexenio parecer ser una sentencia de muerte.
En Puebla, vivimos bajo el gobierno de una persona que le tiene un odio visceral a la prensa crítica; desde que el morenista Miguel Barbosa arribó al poder, el acoso a los medios ha sido una constante.
En 2019 el estado de Puebla se colocó en el cuarto lugar nacional por agresiones a la prensa, en 2020, ocupó el segundo; en 2021, el tercero.
Sirva la manifestación de ayer para recordar que en Puebla los periodistas críticos la tienen difícil; cuántos no están demandados, corridos de sus empleos o han sido víctimas de violencia verbal y de género de parte del propio gobernador.
El alto al acoso a los medios en Puebla debiera ser una consigna que abracemos todos los poblanos.