Aquiles Montaño Brito
El 15 de enero, El Heraldo de México publicó: “Imparable. Contraen Covid 218,951 en 7 días. La cifra equivale a llenar 2.5 estadios Azteca. La última semana se rompieron cuatro récords de contagios. Ayer: 44,293 nuevos positivos”. Cada minuto se contagian 21.7 mexicanos. Un contagio cada tres segundos.
El mismo día, Milenio publicó: “Escalan a 339% los contagios de ómicron en tres días en Puebla. Los casos positivos de la nueva variante de coronavirus pasaron de 192 a 651 en solo 72 horas; más de 187 mil poblanos [mayores de edad] carecen de la primera dosis de la vacuna, reporta Salud estatal. (…) La cifra de decesos es el 16 mil 437, con una tasa de letalidad de 12.93%”.
Vivimos una ola de contagios nunca vista en la pandemia, mientras los gobiernos capitalistas se niegan a cerrar negocios, confinar ciudades o hacer pruebas a toda la población. El presidente de México, el 11 de enero, decía desde su casa: “no nos espantemos”. Pero esa política ha provocado en México 301 mil 107 muertes (cifras oficiales). Y muchos organismos dicen que el gobierno miente. Una columnista de El Heraldo sostuvo el 12 de enero: “entre los datos del Inegi y el Institute of Health Metrics and Evaluation, hasta hoy han muerto entre 522 mil y 700 mil personas en México” por Covid.
El 15 de diciembre, la página de noticias wsws.org en un interesante artículo de Joseph Kishore nos adelantaba: “La variante ómicron de Covid-19 se está extendiendo en todo el mundo, pero la clase dirigente ha dejado claro que no se tomarán medidas serias para detenerla”.
Algunos países, como China, asumen una postura diferente. El diario Reforma informó el 12 de enero: “Confinan por Covid-19 a 20 millones en China”. Dice la nota: “Una tercera ciudad china [Anyang] puso en cuarentena a sus residentes debido a un brote de Covid, lo que eleva a unos 20 millones de personas el número de confinados en todo el país. (…) Se están realizando pruebas masivas de detección del coronavirus, un procedimiento estándar siempre que las autoridades detectan un foco. Otras 13 millones de personas están confinadas en la ciudad de Xi’an y 1.1 millón más en Yuzhou. (…) El confinamiento de Anyang se produjo tras la confirmación de dos casos de ómicron el lunes, que se cree que están ligados con otros dos detectados el sábado en Tianjin. (…) Los residentes no pueden salir de sus casas, los vehículos no esenciales no pueden circular y se ordenó el cierre de los comercios, a excepción de los que venden bienes de primera necesidad”.
Esta nota retrata cómo aquel país enfrenta a la pandemia y cómo ha logrado, prácticamente, erradicar al virus. El artículo “La política Cero Covid de China demuestra que la eliminación del Covid-19 es posible”, escrito por Joseph Kishore y publicado por wsws.org el 15 de diciembre de 2021, explica a detalle las acciones del gobierno para frenar una pandemia. Saco de ahí algunas notas: “Al implementar su política de Cero Covid, China, con una población de 1,4 mil millones, ha registrado menos de 100,000 casos y 5,000 decesos (incluyendo tan solo 10.000 casos y tres muertes desde abril de 2020). En comparación, Estados Unidos, con menos de un cuarto de la población china, ha reportado más de 50 millones de casos y 800.000 muertes. En otras palabras, si EE.UU. hubiera sido tan eficiente como China para contener el virus, se contarían menos de mil muertes”. México tiene 4 millones 403 mil 069 casos hasta el 15 de enero y 301 mil 107 muertos. Puebla supera los 16 mil muertos. Sigo con la nota: “Los rigurosos controles de China sobre los viajes internacionales, necesarios por la propagación masiva del virus a nivel global, han ido de la mano de medidas agresivas de salud pública dentro del país para contener brotes. Estas medidas han incluido confinamientos focalizados, el aislamiento de individuos, pruebas masivas y el rastreo de contactos. La política no solo ha salvado millones de vidas, sino que asombrosamente permitió que la población se pueda trasladar e interactuar libremente durante la mayor parte de los últimos dos años. (…) La población de China no ha vivido bajo el constante temor de contagiarse y contagiar a otros”.
Kishore analiza el ensayo “Controlando un brote en 15 días” y nos dice: “Después de no tener ningún contagio por la mayor parte del año tras el brote inicial en los meses iniciales de 2020, la ciudad respondió rápido cuando un hombre de 32 años dio positivo el 1 de noviembre de 2021. En el día de la primera detección, la ciudad de Chongqing cerró la sede central de la empresa energética y otros edificios visitados por las personas infectadas. Los distritos de la ciudad en los que vivían las personas infectadas anunciaron campañas de pruebas masivas y recolectaron muestras de 125.000 personas en 24 horas.
“Los complejos de apartamentos de los pacientes fueron puestos estrictamente bajo confinamiento con la provisión regular de comida y otros bienes vitales por parte de trabajadores de la salud de la ciudad… Varias secciones de la ciudad fueron clasificadas “zonas de alto riesgo”, controlando estrictamente la entrada y salida de ellas. En toda la ciudad, los salones de Mahjong, los cines, las bibliotecas, los museos y otros lugares públicos donde se reúnen muchas personas fueron cerrados temporalmente.
“Las autoridades iniciaron una campaña de rastreo de contactos. Aquellos en riesgo de haberse infectado fueron puestos en aislamiento. El Estado les dio alojamiento seguro y comida de forma regular. El total de personas en cuarentena alcanzó un máximo de 1.300 una semana después de la identificación del clúster inicial de casos.
“Dada la magnitud de la respuesta, solo un puñado de personas dio positivo y todas habían sido puestas en cuarentena el primer día. El 17 de noviembre, después de que no se detectara ninguna infección fuera de la cuarentena por más de dos semanas, la ciudad anunció que el brote había sido controlado. Chongqing fue oficialmente declarada una “zona de bajo riesgo”. Las restricciones fueron relajadas y la vida volvió a la normalidad.
“Tomó 15 días pasar del primer caso detectado al final oficial del brote. Este periodo de 15 días fue el único momento en que los 20 millones de residentes de Chonqing se enfrentaron a restricciones significativas en sus vidas desde el brote inicial a inicios de 2020”. Lo que se hizo en Chonqing en noviembre de 2021 es exactamente lo que se hace ahora en Anyang y que nos narró el diario Reforma.
Dos o tres citas más del artículo: “las ciudades con poblaciones menores a 5 millones deben tener la capacidad de tomar muestras de toda la población en tan solo dos días, mientras que las ciudades con poblaciones mayores a cinco millones deben poder hacerlo en cinco días”. ¿Quién hace esas pruebas? El Estado. En México, las empresas de las ciudades grandes le exigen a los trabajadores que compren sus pruebas para poder presentarse a trabajar. Gran diferencia entre un gobierno popular y el empresariado.
Avanzamos: “Como lo han explicado los científicos, una estrategia de “mitigación” que en el último año se ha centrado en la vacunación no es capaz por sí sola de detener la pandemia”. Ejemplo perfecto: México y Estados Unidos, en donde hasta en la cifra de muertos por Covid se nos miente. “De hecho, el caso de China demuestra que las medidas de salud pública —confinamientos, aislamiento, rastreo de contactos y pruebas masivas— son incluso más críticas (efectivas) que la vacunación, ya que China fue capaz de eliminar el virus, fuera de los brotes aislados, antes de que hubiera una vacuna disponible. (…) Existe un enorme apoyo popular a la política de Cero Covid, que expresa un nivel de solidaridad y conciencia social que aún no existe en Estados Unidos y Europa. Estas medidas tienen un carácter muy progresista, pero no son específicamente socialistas. Las medidas que China ha aplicado se basan, de hecho, en principios y procedimientos de salud pública establecidos desde hace mucho tiempo y desarrollados a lo largo de los siglos diecinueve y veinte, aunque ayudados por la tecnología mucho más avanzada que posibilitó la revolución de las comunicaciones”.
Finalizo con una cita: “Más de 5,3 millones de personas han muerto a causa del COVID-19, según las cifras oficiales, mientras que el número real (según el “exceso de mortalidad”) es de unos 15 millones. Solo en Estados Unidos, la cifra real de muertos por la pandemia supera el millón. Si estas muertes eran evitables —y China demuestra que lo eran— entonces se está hablando de un crimen social de proporciones monumentales, de hecho, uno de los mayores crímenes sociales de la historia moderna”. Los ciudadanos del mundo deberían preguntarse si su país les está cuidando la vida o son países capitalistas en los que no existe ningún límite en el número de muertes por Covid. Preguntarse y actuar en consecuencia.