Por Luis Fernando Soto
@luisfersoto
A estas alturas del sexenio, millones de mexicanas y mexicanos han resentido el acoso de las huestes lopezobradoristas en las redes sociales, si tuvieron la osadía de criticar la función gubernamental en alguna de las publicaciones del régimen autocrático en cierne.
Pero ¿qué pasa cuando Beatriz Gutiérrez Müller te contesta? La esposa de Andrés Manuel López Obrador, que renunció al papel de Primera Dama en un mitin político, se toma el tiempo para responder a quien cuestione las políticas gubernamentales de su marido, que tan empeñosamente promueve, como si fueran sus ideas.
Y así lo comprobé la semana pasada cuando opiné en una post de Facebook, respecto a la incitación a la violencia en videojuegos. En dicho mensaje del 20 de octubre, la No Primera Dama –cargo designado por el humor popular- recomendaba a los padres el decálogo emitido por la Secretaría de Seguridad para evitar “tristes y preocupantes” casos como el “de unos niños oaxaqueños enganchados por el crimen organizado, a consecuencia de su adicción por los juegos electrónicos y sin supervisión de los adultos”.
Mi comentario fue el siguiente: “Qué manera más burda de desviar la atención. Está comprobado que el entorno y el acceso a las armas cultivan violencia, mucho más que un videojuego. Al Estado no le corresponde intrometerse en la vida privada. ¡Ahora es culpa de los padres que vivamos con violencia!”
Mi atrevimiento, el primero en los tres años del actual gobierno federal, fue respondido 30 minutos después de la publicación, con la siguente postura de Beatriz Gutiérrez Müller:
“¿Tienes hijos? La no violencia es un tema que se enseña principalmente en casa. Es el lugar más importante. O bien, Luis Fernando ¿ya se trata de oponerse a todo? ¿Dónde está lo burdo de mi comentario? Qué tiempos los de antes… quién te viera. Si no te gusta el proceder del gobierno actual, ni siquiera me sigas ya que no desvinculas mi persona de la que representa el gobernante. Eso sí es burdo”.
Nunca pensé que mi opinión fuera leída y mucho menos respondida entre mil 639 comentarios, pero el experimento sirvió para comprobar que Gutiérrez Müller se toma el tiempo para replicar, con la subsecuente embestida de las cuentas de usuarios auspiciadas por el gobierno.
De entrada, Beatriz hace mención a “los tiempos de antes”, cuando vivía en Puebla y fuimos compañeros de trabajo y hasta amigos, compartiendo muchas de nuestras vulnerabilidades, que me reservo porque me fueron reveladas en el ámbito de la amistad, que aún atesoro.
Por ello, sabe de antemano que no tengo hijos y que nunca fue mi opción de vida, por lo tanto mi opinión desmerece y se invalida porque no tengo la experiencia de una familia nuclear, negando además toda posibilidad de creación y adquisición de conocimiento para aquellas personas solteras o sin hijos, ya sean LGBTIQ o heterosexuales que optaron libremente por una experiencia distinta a la que marca la norma patriarcal.
Lo anterior se confirmó cuando los bots de Beatriz Gutiérrez ingresaron a mi perfil y defendieron a la No Primera Dama en el mismo tono: con mensajes homofóbicos en los que aseguraban “se te nota a leguas”, revisando fotografías de amigos y familiares en las que insuniaban una aproximación sexual. Mi reacción fue borrar los mensajes de odio y bloquear a los salameros de la 4T.
Lamentablemente, ningún fanático a sueldo del régimen autocrático me presentó un dato científico que avalara la promoción del decálogo contra los videojuegos, por una simple y sencilla razón: ¡No lo tienen! De acuerdo con Tania Ramírez Hernández, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), la recomendación del gobierno lopezobradorista es “falsa”.
En entrevista para Proceso, advirtió que los menores son “víctimas permanentes de las desigualdades sociales y económicas y muy especialmente de la violencia generalizada y armada que toca a la niñez y adolescencia y que los hace vulnerables de caer en las manos de los grupos criminales”. Tania Ramírez también aseguró que “ni los videojuegos ni las plataformas digitales son los responsables de las violaciones en contra de los derechos de las infancias en México”.
Las escenas de menores de edad corriendo en centros comerciales de ciudades como Reynosa, atrapados entre el fuego cruzado de narcos y militares, sin duda marcarán sus experiencias como adultos, si acaso tuvieron el privilegio económico de comprobar que los videojuegos no salen de la pantalla para poner en riesgo su vida.
En su afán por defenderse, Beatriz Gutiérrez Müller fomenta, promueve e incita directa o indirectamente al odio, la hostilidad, la discriminación y hasta la violencia física en contra de personas que, por razones de género u orientación sexual no quisieron tener hijos, en pleno ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, conceptos que la conservadora y retrograda 4T no comparte.
Dice la Teoría Queer que en la exageración de los estereotipos o roles de género, cuando las mujeres son categorizadas como complacientes, emocionales y dedicadas a la familia, las personas tienen más probabilidades de soportar el abuso físico y emocional de sus parejas masculinas, descritos como poco sensibles, ambiciosos y exigentes.
Ojalá que no sea el caso de la No Primera Dama, atrapada en un silencio cómplice, ante abusos que, por conveniencia, no puede denunciar. O ¿soy la única persona en este país que te vincula con López Obrador? ¡Quién te viera!