Este domingo, los iraquíes acudieron a votar votaron en las elecciones parlamentarias celebradas meses antes de lo programado como una concesión a un levantamiento popular liderado por jóvenes contra la corrupción y la mala gestión.
Sin embargo, los comicios estuvieron marcados por apatía generalizada y un boicot por parte de muchos de los jóvenes activistas que llenaron las calles de Bagdad y de las provincias sureñas de Irak a finales de 2019.
Decenas de miles de personas participaron en las protestas masivas y fueron recibidas por las fuerzas de seguridad. Más de 600 personas murieron y miles resultaron heridas en tan solo unos meses.
El número de muertos y la dura represión, así como una serie de asesinatos selectivos, llevaron a muchos de los que participaron en las protestas a pedir más tarde un boicot de la votación, esto, pese a que las autoridades cedieron y convocaron elecciones anticipadas.
Los centros de votación cerraron a las 6 p.m, luego de 11 horas de votación, por lo que se esperan resultados dentro de las próximas 48 horas, según el organismo independiente que supervisa la elección de Irak, sin embargo, es muy probable que las negociaciones para elegir un primer ministro que forme un gobierno se prolonguen durante semanas o meses.
La elección fue la sexta celebrada desde la caída de Saddam Hussein después de la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003. Muchos se mostraron escépticos de que los candidatos independientes del movimiento de protesta tuvieran una oportunidad contra partidos y políticos bien arraigados, muchos de ellos respaldados por poderosos milicias armadas.
Minutos después del cierre de las urnas, los fuegos artificiales organizados por el municipio de Bagdad estallaron en la emblemática plaza Tahrir de la ciudad, donde los manifestantes habían instalado tiendas de campaña durante varios meses a partir de octubre de 2019.
Las protestas cesaron en febrero del año siguiente, debido a la represión de seguridad y más tarde, la pandemia de coronavirus.