Inés Cipriano
Son dos las entradas más importantes para adentrarse a las comunidades de la sierra nororiental. La primera es la entrada desde Acuaco hacia el municipio de Zacapoaxtla. La otra menos concurrida es por Teziutlán, esta nos lleva a los municipios más alejados de la sierra o hacia el estado de Veracruz. Los habitantes de estos municipios pertenecen a los pueblos ancestrales náhuatl y totonaco. En esta región del estado de Puebla, encontramos pueblos orgullosos de su pasado, con gran riqueza cultural y de recursos naturales, quienes fueron participantes heroicos de la batalla del 5 de Mayo, y paradójicamente con una pobreza también ancestral que afecta en promedio al 80% de su población de acuerdo a los datos del Coneval. Esta es fruto, amargo del olvido de sus gobernantes. El actual gobernador Miguel Barbosa ha llevado a Puebla al nada honroso tercer lugar entre los estados más pobres del país. Y aunque la riqueza de recursos naturales se aprecia a simple vista, conforme uno se adentra en la sierra también la pobreza y marginación de las comunidades son más que evidentes.
De las escasas vías de comunicación, la más importante la carretera interserrana se encuentra en malas condiciones, y la otra entrada referida por Teziutlán no se encuentra mejor, ya que es lugar constante de accidentes por la mal ingeniería de una carretera casi federal, salvo por un medio carril más y porque las cuotas de peajes la vuelven un lugar de imposible acceso para la población que no puede pagar. Los recursos naturales no son aprovechados por los habitantes de la región por la falta de caminos adecuados, y aun cuando en la región se encuentran los pueblos mágicos de Cuetzalan y Tlatlauiquitepec, y los heroicos de Zacapaoxtla y Xochiapulco, los recursos para la sierra fluyen a cuenta gota. Es por ello que en la sierra no hay infraestructura, se generan escasos empleos y los jóvenes tienen que emigrar a la ciudad o a los Estados Unidos, porque las comunidades de la sierra son expulsadoras de mano de obra barata. Sin embargo la sierra nororiental es el lugar predilecto para los políticos de todos colores, incluyendo a los morenistas quienes lucran con falsas promesas en cada campaña política aprovechándose de la ignorancia y necesidad de los indígenas. En este contexto de por sí difícil para los habitantes del lugar, la llegada de la pandemia, ha dejado estragos trágicos y amargos entre los habitantes, pues una vez que enferman su miseria los enfrenta con la muerte de forma prematura.
Y esa estábamos cuando llego el huracán Grace, a las personas no se les informó de la gravedad del huracán, y prueba de ello es que ninguna autoridad local y mucho menos del gobierno del estado acondicionó albergues o evacuó a las comunidades por la amenaza del paso del fenómeno meteorológico. Al igual que en otras ocasiones se dejó a las personas a merced del huracán y de la naturaleza. El resultado es que algunas personas perecieron aplastadas por los cerros, y que suman miles de damnificados que perdieron los techos de sus casas o totalmente sus precarias viviendas. Las escuelas y canchas techadas también resultaron afectadas. La región se quedó incomunicada por el corte de la energía eléctrica, y sin agua potable durante más de una semana. El servicio de energía eléctrica se ha restablecido a paso de tortuga, también los caminos se volvieron intransitables por el lodo y los deslaves, es decir incomunicación total, resulta increíble que en pleno siglo XXI suceda algo así. Los indígenas serranos que son gente de trabajo, con faenas los van rehabilitando ante la pasividad de autoridades locales, estatales y federales. Lo más preocupante es que en este ambiente difícil de pobreza y con la pandemia azotando a la región, también cultivos de subsistencia como el maíz, frijol, y de los pocos cultivos comerciales como el café y el plátano, hayan sido devastados por el huracán.
La hambruna se acerca de forma cruda a la región, y no se ve sensibilidad por parte de los presidentes municipales, salvo honrosas excepciones, para llevar apoyo a los damnificados, o para en conjunto exigirle al mentiroso y prepotente gobernador del estado, la urgencia de destinar los recursos a la región para salvaguardar a los habitantes. Miguel Barbosa debe dar prioridad a los pueblos de la sierra y no hay argumento que valga, fue su partido, y fue el presidente, y los diputados morenistas los que desaparecieron el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), y se han gastado esos recursos en caprichos y superficialidades que no han sido transparentados. Les recuerdo que los pueblos de la Sierra Nororiental ya han demostrado que son aguerridos y valientes, y que tienen memoria histórica.
Si los recursos no fluyen hacia los pueblos serranos no se extrañen que en las próximas elecciones remarquen más su repudio a las huestes morenistas. Y en esta situación de abandono e injusticia a los habitantes de la sierra no les queda más camino que organizarse para hacerse visibles ante quienes los tratan como ciudadanos de segunda.
