* Impulsan el arte en colonias populares y los chicos acuden
Según la Encuesta Nacional de Hábitos y Consumo Cultural 2020 (único estudio que se ha aventurado a investigar los efectos de la suspensión y reclusión de la vida cultural en los públicos y en sus prácticas culturales), a cargo de la Mtra. Julia Isabel Flores, desde el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, solo el 11.3% de la población mexicana practica la danza folclórica, el 4.9% practica el teatro y el 19.5% canta.
Hasta antes de la pandemia, los tres principales consumos culturales en el país eran: ir al cine, ir a museos e ir a conciertos. Y las actividades menos frecuentas fueron ir a bibliotecas, ir a galerías y ferias de arte, ir a sitios arqueológicos e ir a presentaciones de danza. Con la llegada del coronavirus al país, las cifras de práctica y participación en estas actividades, disminuyó.
Generalmente, al iniciar con la práctica de disciplinas artísticas, muchos infantes no muestran entusiasmo por hacerlo, pues ellos creen que no tienen aptitudes relacionadas con las artes porque nunca se habían acercado a ellas, por eso no le encuentran sentido ni lógica al hecho de que ellos tengan la oportunidad de practicar arte y menos de tener talento para ello. Esto, indudablemente, los hace desconfiar de sus capacidades como seres creadores y transmisores de mensajes, pero, aun así, surgen destellos de intención, de actitud, de ganas, que promueven la práctica entre el resto de los infantes de una comunidad.
Ante la desigualdad económica que se vive en países del tercer mundo, como es el caso de América Latina, y en concreto de México (que está cada vez más presente y desempeña el incremento de violencia como mecanismo para mantener el “orden social”), favorecer a las clases dominantes y someter a las más desprotegidas hacen que la brecha económica entre pobres y ricos (que acarrea también la pobreza cultural), crezca de manera desproporcionada.
Es importante reconocer que todas las formas de injusticia (las guerras, la impunidad, el hambre, la corrupción, las luchas por el poder económico, la pobreza, el racismo) aparecen día con día en la formación y desarrollo de las nuevas generaciones, desensibilizándonos frente al dolor y al sufrimiento humano.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que organiza el Instituto de Estadística y Geografía (INEGI), de cada diez habitantes en la capital poblana ocho consideraron que vivir aquí es inseguros y dos de cada 10 le temen a su propio hogar.
Además, tan solo en el primer trimestre de este año, el estado de Puebla registró 205 homicidios dolosos y entre el primer bimestre de 2020 y el mismo periodo, pero de 2021, registraron un crecimiento del 50 hasta el 226 por ciento. Tan solo la capital del estado registró un repunte del 38% en la incidencia delictiva registrada durante enero de 2021.
La mayor parte de los grupos de jóvenes que están ligados a la violencia pertenecen a grupos urbanos pandilleriles. Las expresiones de estos indican que se tratan de grupos juveniles cuyo sentido de la vida está centrado en la violencia, el robo y las drogas.
¿Quién ha buscado promover la práctica artística en multitudes desdeñadas?
El Movimiento Antorchista Nacional, organización social con más de 47 años de trabajo, tiene un proyecto artístico que la ha posicionado como la primera y única organización nacional que ha logrado la masificación del arte en los sectores más desdeñados del país.
Desde su fundación ha buscado integrar a la educación ordinaria de las multitudes, la práctica del arte y la cultura para crear una educación integral que transforme a las masas populares rezagadas, en masas pensantes con criterio crítico político, social y económico, que les permitan romper las cadenas de opresión por parte del sistema.
La labor política de Antorcha demanda la masificación del arte como parte de las artes que cultivan los pueblos, en un intento desesperado y audaz, de disminuir la “cultura de moda” que impone el sistema y la cúpula burguesa al pueblo.
A través de concursos culturales como el Concurso Nacional de Voces, el Concurso de Folclor Internacional, el Concurso Nacional de Declamación, el Encuentro Nacional de Teatro, la Muestra Nacional de Pintura, o las famosas Espartaqueadas (la perla cultural antorchista), que son la suma y síntesis de un colosal trabajo de educación popular y que han colocado como el encuentro cultural no gubernamental más importante del país, han permitido también, la promoción del arte y su práctica.
Los grandes proyectos, inician en pequeño
Y aunque suene sencillo, todos estos encuentros nacieron en primera instancia en colonias desdeñadas de la urbanización, como en el caso de la Unidad Habitacional “Antorcha Obrera”, colonia que lleva apenas 6 años de existencia al norte de la capital de Puebla. El antorchismo poblano adoptó la responsabilidad de desarrollar ese asentamiento y en unos cuantos meses, han logrado implementar ya, actividades culturales.
Está compuesta por más de 490 departamentos que albergan a más de 450 familias, un aproximado de mínimo 100 infantes de entre 4 a 15 años que no practicaban ninguna disciplina artística o deportiva, que fortaleciera su desarrollo integral.
Moisés Rivera Avilés, miembro del equipo que lidera el trabajo político de Antorcha en esa colonia, cuenta acerca de las condiciones en las que se encontraba la unidad en sus primeros encuentros con ella. En esta resaltaba la normalización del vandalismo en la juventud y la niñez, además de la integración ordinaria de grupos vandálicos y la no promoción al desarrollo educativo y cultural de los jóvenes.
Ante tal panorama, la masificación de las disciplinas artísticas como un método de rescate de la niñez y juventud, se vuelve una de las primeras y más importantes tareas a cumplir. Han implementado, hasta el momento, cursos de verano de pintura y talleres de danza folclóricos. Si bien aún solo participa un 10 o 15% de los infantes que se albergan en dicha unidad, los pronósticos son buenos, y la esperanza de que se sumen más y más, crece.
Agustín Bautista Luna, estudiante del noveno semestre en la licenciatura de Expresión Artística en el Instituto MacuilXóchitl, es el responsable de impartir las clases de danza folclórica a los infantes de la unidad. Para él, la práctica del arte es una necesidad urgente en el país, pues considera que es una necesidad primaria que representa una posibilidad de redimir al hombre del acelerado proceso de deshumanización que vive en la sociedad actual.
Igualmente, considera importante inculcar el arte y la cultura mexicanos en las nuevas generaciones: “Yo participo impartiendo estas clases gratuitas hasta estas colonias, porque considero que es muy importante que los seres humanos practiquen arte, la que sea. Sobre todo, porque esta práctica desempeña un papel mediador y motor de la comunicación, ya que el artista a través de su creación transmite no solo emociones, sino también mensajes, y nos hace reflexionar sobre nuestra existencia, los problemas sociales o la vida en general”, declaró.
Miriam del Carmen Severiano Soto, madre de tres niñas que participan en las clases de danza impartidas por Agustín Bautista, consideró que integrar a sus hijas a estas prácticas es muy importante y beneficiario para su desarrollo, además de desviar la atención de estos en hábitos buenos y no en el patrón vandálico que seguido se encuentran alrededor de la zona.
Resaltó que está consciente de que los niños más adelante se puedan interesar en practicar otras disciplinas artísticas y que estará dispuesta a seguir inculcando esos hábitos en ellos.
“Es un gran apoyo, creo que con estas clases ellos están aprendiendo más cosas que benefician su crecimiento y al mismo tiempo les entra interés por practicar otras cosas como pintura o canto, y quizá más adelante quieran estudiar eso. Sin problema, planeo seguir invitando a mis hijos a que hagan un poquito de todo y que nutran su desarrollo”.
Cinthya y Karla Severiano, de 8 y 15 años respectivamente, son hijas de doña Carmen. Ambas participan en las actividades artísticas en su colonia y se encuentran felices de practicar la danza y pintura.
“Me gusta venir porque me gusta bailar, aunque a veces los pasos sean difíciles está bonito intentarlo mucho hasta que nos sale, eso me hace feliz”, dijo Cinthya, quien a pesar de ser una de las más pequeñas del grupo, sus ganas y esfuerzos son tan grandes como los del resto de los que asisten a las clases. Karla, por otro lado, mencionó que se inclina más por la práctica de la pintura, aunque también tiene mucha destreza a la hora de bailar.
En los productos del último curso de pintura que fue impartido en la colonia, Karla, en compañía de otra compañera, realizaron una pintura de un gato, que además de tener un gran tamaño, está conformado por muchos colores y trazos delicados.
Todo indica que la labor política con base artística está rindiendo frutos en la Unidad Habitacional “Antorcha Obrera”. En un par de años, posiblemente los niños y jóvenes que hoy están aprendiendo, sean los encargados de masificar el arte en el resto del municipio, estado o país.