Por Luis Fernando Soto // @luisfersoto
Ya les llaman “servidores de la corrupción”. Su desfachatez en el reparto de los apoyos para reparar daños dejados por el huracán Grace en las sierras Norte y Nororiental es completamente evidente para los habitantes de pequeñas poblaciones donde todos se conocen entre sí, saben perfectamente qué poseen y qué perdieron, en el triste entorno de la pobreza, que nada puede esconder o disimular.
Ya se cumplió un mes del paso del meteoro por las zonas montañosas del norte de la entidad poblana, las colindantes con Veracruz, convertidas en el escenario de las tragedias inauguradas por el cambio climático, con enormes huracanes llenos de agua y viento que deslavan cerros, desbordan ríos, tumban árboles, vuelan techos, cortan la energía eléctrica, destruyendo la escasa infraestructura de regiones conocidas también por su ancestral marginación económica y social.
Los fuertes vientos del huracán Grace arrancaron los techos de miles de viviendas serranas y develaron la incapacidad de los gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional, falsamente envueltos en la bandera de la anticorrupción, que en realidad sirve de tenue velo para cubrir el festín de unos cuantos incondicionales del régimen, que se sirven con la cuchara grande y reparten a su gusto los 35 mil pesos anunciados para reparar las viviendas dañadas en agosto pasado.
El 18 de septiembre, ContigoPuebla.mx publicó la denuncia de Agustina García Hernández, habitante de la comunidad El Crucero, en el municipio de Hueytamalco, que no fue registrada en el censo de daños porque los llamados Servidores de la Nación se negaron, bajo el argumento de que ya tenía techo. Y es que, ante la persistente lluvia, la intemperie y la larga espera, decidió recoger las pocas láminas que encontró y colocarlas provisionalmente con la ayuda de sus vecinos. Esta es la situación que denuncian cientos de familias en los 64 municipios afectados por Grace el 21 de agosto.
Durante la transmisión de Contigo Puebla Radio en Facebook, este lunes 20 de septiembre, recibimos el siguiente mensaje del usuario Zoro Zoro:
“Por qué los Servidores de la Nación de Huitzilan de Serdán dejaron a los damnificados fuera de un apoyo de 35 mil y beneficiaron a gente que ya cuenta con casas de loza y unos hasta de 2 pisos; eso no se vale que le permitan a Vicente Luna que haga sus marranadas”.
El usuario de redes sociales se refiere Vicente Luna, coordinador de los Servidores de la Nación en dicho municipio serrano, a quién se le ha señalado por el manejo discresional y con sesgo político de los programas sociales para madres solteras y becas estudiantiles.
El usuario Zoro Zoro, que nos escribió desde la comunidad de Aocotzota, en Huitzilan de Serdán, destacó que “Vicente Luna benefició a su suegro que tiene una casa de lujo de dos pisos y todas las casas de lámina nos dejaron fuera”. Los denuncia fue acompañada con una fotografía de la casa de los familiares del coordinador de los Servidores de la Nación, por la cual recibieron 35 mil pesos para reparar supuestos daños por el huracán, que visiblemente son inexistentes.
En tanto, campesinos de la comunidad de Amelucan protestaron en contra de la delegada de Bienestar en el municipio de Pantepec, Lizeth Aguirre Ortiz, porque junto con los servidores de la nación entregaron a sus familiares los apoyos federales por afectaciones derivadas del huracán, entre quienes se incluyen propietarios de casas con techos de concreto, mientras que las familias que perdieron los techos de lámina de sus casas no fueron consideradas en los censos.
La nota de Óscar Aranda del portal e-consulta consigna lo siguiente: “Los inconformes señalaron a Dimna del Carmen Cabrera Nava, Román Nava Vargas y de Alicia Lucas Santiago a quienes calificaron como ‘servidores de la corrupción’ya que son, quienes, según sus versiones, desviaron los apoyos”.
Los responsables del desvío de recursos tienen nombre y apellido, pero ellos son imnunes a la cruzada anticorrupción por su servilismo al regimen lopezobradorista, que eliminó el Fondo de Desastres Naturales y cualquier tipo de control o seguimiento de los entregas monetarias directas que, en los hechos, no están llegando a los más necesitados sino a la clientela electoral del partido gobernante.
En las sierras de Puebla, donde un techo de lámina o loza de concreto marca la diferencia, los ojos de quienes urgen por los constantes apoyos gubernamentales para dignificar en algo la sobreviviencia, voltean con enojo hacia la actitud desvergonzada de quienes controlan miles de pesos, bajo la anuencia del gobierno federal que promete un nuevo censo, para ganar tiempo, porque no tiene dinero para enfrentar las tragedias del cambio climático que sus políticas provocan, al quemar combustóleo y destinar el 85% de la inversión pública a una refinería. En total, una política criminal.