Antonio Escamilla Meza
La voz es un instrumento natural del ser humano que consta de tres elementos que, si bien funcionan como una unidad, tienen características propias, a saber: Elementos respiratorios (corresponden al instrumento de viento). Son la tráquea, los bronquios, los pulmones, el diafragma, la caja torácica, los músculos intercostale. Todos aquellos órganos que intervienen en la entrada y salida de aire de nuestro organismo. Elementos fonadores (corresponden al instrumento de cuerda), encargados de producir la voz. Estrictamente la voz se genera en un único punto de la laringe: las cuerdas vocales. Y los elementos articuladores (se corresponden con la caja de resonancia de estos instrumentos). Justo antes de salir al exterior, el aire, que ya ha sido transformado en sonido gracias a la intervención de las cuerdas vocales, adquiere uno de sus rasgos más característicos: el timbre, algo que hace diferente a cada voz. Intervienen en este proceso el paladar, la lengua, los labios e incluso los dientes. Gracias a la perfecta sincronización de estos elementos, podemos imprimir al sonido sus tres rasgos característicos: el tono, el volumen y el timbre.
En forma habitual emitimos sonidos de manera constante: hablamos, reímos, lloramos, gemimos, nos comunicamos, nos relacionamos, pero cantar es diferente. Cantar exige un grado de conciencia superior, sentir el aire al entrar en los pulmones y al ascender; al vibrar en nuestras cuerdas vocales, al retumbar en el interior de nuestras cabezas y al salir disparado en un torrente de emociones proyectadas hacia el exterior. Cantar es mucho más que comunicar de manera inconsciente. Es transformar una simple bocanada de aire en sentimiento.
La voz humana transmitida a través de la interpretación de las canciones que son composiciones en verso, hechas a propósito para que se pueda poner en música, forma parte de la cultura de la humanidad y es una de sus bellas artes que refleja o expresa las necesidades, biológicas, económicas y sociales, sentimientos y vivencias del propio hombre, en particular del pueblo trabajador.
Como arte, la música, expuesta a través de los instrumentos musicales, tanto los naturales, propios del hombre, como los creados por él, refleja lo bello de la realidad que existe fuera e independientemente de nuestra conciencia y voluntad, y, con ello, provoca en el individuo que la practica o contempla, hondos sentimientos de alegría, tristeza, dolor o rebeldía en contra del orden establecido de las cosas si este resulta injusto e inequitativo.
En una sociedad dividida en clases como la nuestra, el arte está dominado por los intereses de las clases dominantes y éstas lo utilizan para dominar a las clases oprimidas, manipulándolas, corrompiéndolas, enajenándolas, para que sean dóciles instrumentos que produzcan bienes materiales y servicios y productores, por tanto, de la plusvalía que se adueñan los grandes potentados; por todo ello, el Movimiento Antorchista, a través de su Comisión Nacional Cultural, busca desarrollar la cultura y el arte para crear al hombre nuevo, libre, integral, tolerante, solidario, productivo, crítico y transformador. Busca, además, que todas las artes, como el canto y la música, regresen a su origen popular, que regresen, se expresen y desarrollen en el seno del pueblo trabajador.
Para tal fin, entre otros eventos como la Espartaqueada Cultural, el concurso de teatro, de declamación, de pintura, etc., la Comisión Nacional Cultural antorchista, presidida por el ingeniero Juan Manuel Celis Aguirre y la doctora Soraya Córdova Morán, llevará a cabo el IX Concurso Nacional de Voces, el próximo sábado 25 de septiembre, a desarrollarse en forma virtual debido a la pandemia del coronavirus, a través de las páginas oficiales de la organización. Invito a mis lectores a deleitar su alma y su inteligencia, presenciando la participación de diferentes intérpretes de la canción en sus diferentes tipos o géneros, de distintos estados de la República Mexicana; será una extraordinaria oportunidad de presenciar lo bello en el arte, después ya no seremos los mismos, para bien de todos.