Karen Santos
Cuando estaba en campaña, el hoy presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que en cuestión de salud los mexicanos tendrían una atención comparable a la de Dinamarca. Bueno, lleva tres años al frente del país y estamos muy lejos de aquella promesa. Para muestra, las políticas erróneas que nos han llevado a ser una de las naciones con más muertes y contagios por Covid-19 y, más recientemente, su pésima estrategia de vacunación, implementada y defendida en primer lugar por del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
“Por cada dosis que por acción judicial por esta sentencia de amparo se desviara hacia un niño o niña, cuyo riesgo es menor, se le está quitando la oportunidad a una persona que tiene un riesgo mayor”. Esas fueron las palabras del subsecretario de Salud, hace apenas 10 días, en relación a los amparos que con justa razón han tramitado decenas de cientos de padres de familia preocupados por cómo el mortal virus ataca a sus hijos.
Rebasado por la realidad, cinco días después de esas lamentables declaraciones, a López-Gatell no le quedó de otra que recular, aunque a medias. Aceptó que miles de niños corren alto riesgo de contraer el virus con consecuencias fatales.Pero, sólo unos cuantos. Se trata, pues de niñas, niños y adolescentes con enfermedades crónicas que tienen riesgo de enfermar gravemente por el coronavirus, que en México son casi un millón quienes podrán recibir el biológico. Nada más. No hace falta mucho razonamiento para conformar, que, efectivamente, corren un riesgo enorme y necesitan ser vacunados cuanto antes.
Pero no son los únicos: En México, según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay alrededor de 40 millones de menores de edad. De esos, Delfina Gómez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó que apróximadamente 11 millones regresaron a clases presenciales en todo el país. Y a ellos no se les contempla como población en riesgo.
Pongo aquí para conocimiento del lector algunos datos sobre la vacunación para menores de edad. En Reino Unido, se espera que jóvenes de entre 12 y 15 años reciban una dosis de la vacuna Pfizer, para evitar interrupciones en su educación y, al mismo tiempo, ayudar a frenar la propagación de la variante delta. China aprobó e inició la inoculación de niños a partir de los 3 años en junio pasado, con las vacunas Sinovac y Sinopharm; días después hicieron lo propio los Emiratos Árabes Unidos. España, Dinamarca y Francia ya han vacunado a la mayoría de su población de 12 a 15 con al menos una dosis.
Los países vecinos de Estados Unidos y Canadá empezaron a vacunar a niños, a partir de los 12 años, en mayo pasado. Pensando en regresar a las aulas, algunas juntas escolares en ese país incluso decidieron que la vacuna sea obligatoria para que los niños de 12 años o más puedan asistan a clases. También en sudamercia han avanzado en esto: Uruguay fue el primero en empezar a inocular a menores de entre 12 y 17 años con la vacuna Pfizer a comienzos de junio, le siguió Chile, siendo el primer país de la zona en dar luz verde a la inoculación de menores de hasta 6 años, con la vacuna de Sinovac. Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana también empezaron a vacunar a niños a partir de los 12 años, entre junio y julio. En El Salvador, se espera empezar a vacunar desde los 6 años. Y el mejor de los casos es Cuba, que se convirtió en el primer país del mundo en vacunar a niños a partir de los 2 años con la vacuna Soberana 02, producida en la isla.
Mientras tanto en México, Hugo López-Gatell grita a los cuatro vientos que los niños no corren riesgos. Se pronuncia en contra de los amparos e, incluso, afirma que no hay “evidencia científica” que pruebe que los niños están en riesgo latente de ser víctimas de Covid.
Ante este racimo de sinrazones, algunos estados están optando por resolver ellos mismos. Tal es el caso de mil niños y adolescentes de entre 12 y 17 años del municipio de Piedras Negras, Coahuila, quienes fueron trasladados a Texas para recibir la primera dosis de Pfizer. En Coahuila fue el Consejo Nacional de la industria maquiladora y manufacturera de Exportación (Index) quien apuntaló las negociaciones con el condado de Maverick. En autobuses, los niños salieron del país para poder recibir el biótico. Un pinchazo y de vuelta. El mismo ejemplo sigue Nuevo León, este lunes 20 de septiembre se contempló iniciar un programa de vacunación transfronterizo para jóvenes de entre 12 y 18 años, quienes podrán ser vacunados en las ciudades de Laredo y McAllen, en el estado de Texas.
¿Por qué los estados tienen que ‘buscarle por su lado’?, ¿Por qué los padres tienen que gastar su tiempo y dinero en los tribunales para que el Estado acceda a vacunar a sus hijos?, ¿Por qué al gobierno de la 4T le importa tan poco la salud de los menores?
Urge que el Gobierno Federal corrija esta descabellada idea de dejar fuera a los menores de edad y tome el ejemplo de otros países, incluso, de sus propios estados y ciudadanos. Vacunas para los niños, que México no sea la excepción.
