Por Leticia Montagner
El Partido Revolucionario Institucional se componía en los últimos tiempos cuando ejercía el poder a fines del siglo pasado, de sectores fuertes y organizados, donde provenía su llamado voto duro o constante.
Eran el sector obrero, popular y campesino, éste último representado por la Confederación Nacional Campesina (CNC), que fue creada en 1938 por el entonces Presidente de la República, Lázaro Cárdenas del Río.
Sin embargo, de ser la reserva del voto tricolor, hoy dicha confederación vive sus últimos días.
Además de olvidarse del campo y sus trabajadores, a la fecha tiene un edificio en la Ciudad de México. Son 30 trabajadores, algunos de los cuales tienen base, otros son de confianza, pero todos se quejan de falta de pagos.
El actual dirigente es Ismael Hernández Deras, quien por cierto es Diputado Federal Plurinominal del PRI. No hay diálogo con los trabajadores cenecistas. Por la pandemia, se les redujo primero el salario y desde principios de este año no hay paga.
A principios de 2019, antes de la contingencia sanitaria, se dejaron de pagar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las aportaciones correspondientes. El 20 de marzo de 2020, en los inicios de la pandemia, el Contador Moisés Rodríguez Alemán, Secretario de Egresos de la CNC, a través de una empleada les informó a algunos trabajadores que, debido al Covid-19 la dependencia cerraría por 40 días sus instalaciones y que posteriormente se reincorporarían a sus labores.
Vinieron los descuentos sin mediar explicación alguna de los directivos. En agosto de 2020 ya no pudieron cobrar un solo centavo. La puntilla a los trabajadores se les dio a fines de ese año, cuando los administradores de la ahora fantasmal organización campesina, dejaron de pagar las cuotas al IMSS.
De esta manera se dejó a la deriva a trabajadores que por enfermedades graves dependen de los servicios de esa institución de salud. Personas con diabetes, hipertensión y enfermedades cardiacas que recibían con periodicidad sus tratamientos, pero que al perder sus derechos dejaron de obtenerlos.
Algunos trabajadores ya fallecieron y los que se atreven a acudir a las oficinas no son atendidos.
Piden una audiencia con el dirigente, el Presidente de la CNC, Ismael Hernández Deras. Poco a poco la CNC se extingue.
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