Los gobiernos de Argentina y Chile reavivaron una añeja disputa en torno a los límites de la plataforma continental que divide a ambos países y que ya estuvo a punto de provocar una guerra a fines de los años 70, ya que afecta la estratégica explotación de recursos naturales.
La diplomacia entre Chile y Argentina está tensa por una discusión de vieja data: los límites marítimos entre ambos países.
El conflicto inició el viernes, ya que ese día el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile actualizó la Carta Náutica N°8, que delimita las áreas marítimas, e incluyó una zona que Argentina reclama como propia.
La respuesta fue inmediata. El sábado por la noche, la cancillería argentina denunció que esta medida violaba los acuerdos bilaterales sobre espacios marítimos porque pretendía extender su plataforma continental de una forma que no condice con el Tratado de Paz y Amistad, celebrado entre ambos países en 1984.
La cancillería agregó que el límite exterior de la plataforma continental argentina ya fue fijado en agosto del año pasado, a través de una ley que votó el Congreso de ese país, y que retomó el reclamo presentado ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC), un órgano creado por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) que avaló la propuesta de Buenos Aires sobre los límites marítimos.
Desde entonces, recordó, Chile no objetó los límites establecidos, pero en cambio ahora pretende cambiarlos por decreto y de manera unilateral.
«La medida intentada por Chile pretende apropiarse de una parte de la plataforma continental argentina y de una extensa área de los fondos marinos y oceánicos, espacio marítimo que forma parte del Patrimonio Común de la Humanidad de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar», denunció Argentina.
También advirtió que la pretensión de Chile «no es aceptable», pero que Argentina hará lo posible para resolverla a través del diálogo «de acuerdo a la histórica hermandad de nuestros pueblos» y al derecho internacional.
«Nadie se apropia de lo que le pertenece», respondió desde el otro lado de la cordillera el canciller Andrés Allamand, quien aseguró que la zona en disputa «le pertenece a Chile de pleno derecho desde el principio».