Desde hace años han dado la lucha ellos mismos, con sus recursos, con sus posibilidades, por encontrar a sus familiares; buscaron, junto con la diputada Estefanía Rodríguez y apoyados de la Ibero Puebla, hacer una propuesta de ley que los incluyera y, al final, el escritorio ganó.
La iniciativa de los familiares de desaparecidos se quedó más de un año en la congeladora del Congreso; el último día del tercer año legislativo se instalaron en plantón y, casualmente, a los días ya había otra propuesta a discutir, enviada ni más ni menos que por el gobernador.
Y a esa sí, a recibirla, revisarla y, cómo no, aprobarla, como ya es costumbre, sin cambiarle ni una coma. Órdenes del señor gobernador.
¿Y la propuesta de las víctimas? ¿Y su lucha? ¿Y su trabajo? ¡Nada de eso les importó!
Y la desfachatez: En rueda de prensa aparte, porque el protagonismo es necesario, la ahora petista Nora Merino Escamilla, argumentó que no se daban recursos económicos al consejo ciudadano porque ¡se podría pervertir al grupo cuando sólo es de participación!
¡Se podría pervertir a las familias que buscan a sus desaparecidos! ¡Como si la búsqueda de sus familiares fuera algo con lo que ellos quisieran lucrar! Como dice el dicho: el león cree que todos son de su condición.