-A dos décadas de que Estados Unidos se mantuviera en Afganistán, la capital afgana, vuelve a manos de los talibanes en una escena de pánico.
La violencia de los talibanes hizo que el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, abandonara el país junto con un consejo de funcionarios afganos, Ghani, indicó que empezarán a negociar con los talibanes para formular una toma de control.
La embajada de Estados Unidos fue evacuada como si fuera una película de terror; entre tiroteos, calles atascadas de vehículos, los afganos lloraban mientras suplicaban a los trabajadores de las aerolíneas que ubicaran a sus familias en los vuelos comerciales para poder salir del país.
La historia de 1975 se repitió, aunque el presidente Biden había prometido que no se repetirían escenas como las de la salida de Saigón, cuando los helicópteros rescataron al personal de la embajada por la azotea.
Los talibanes son una amenaza principalmente para las mujeres de este país y, sobre todo, activistas y periodistas.
Tras esta crisis, a través de una carta firmada de manera conjunta, diversos medios han solicitado al gobierno de Estados Unidos la ayuda para apoyar en la salida de periodistas de este país, debido a que sus vidas corren peligro.
Ante la llegada de los talibanes, miles de mujeres protestaron en las calles de Kabul y otras ciudades, en contra del régimen talibán, ya que es un gran peligro para ellas con cientos de prohibiciones, como el estudio, trabajar fuera del hogar, salir a las calles, ser tratadas por médicos hombres, salir en radio o televisión y, mucho menos, hacer deporte.
En redes sociales, circula una carta que lleva como título “Atrapadas en Afganistán” donde mujeres de Herat piden ayuda para poder salir de este país: “Somos un grupo de mujeres que escribimos desde Herat, una ciudad que para nosotras será nuestra cárcel, los talibanes controlan toda nuestra provincia, han cerrado la frontera con Irán y no podemos escapar ni por tierra ni por aire”.
Asimismo, Zarifa Ghafari, quien defiende los derechos de las mujeres en Afganistán, externó que sólo espera a que lleguen, pues no hay quien la ayude a ella ni a su familia.
“Estoy sentada aquí esperando a que vengan. No hay nadie que me ayude a mí ni a mi familia. Solo estoy sentada con ellos y mi esposo. Y vendrá gente como yo y me matarán. No puedo dejar a mi familia. Y, de todos modos, ¿a dónde iría?”.
El gobierno de Afganistán ha llegado a tener cuatro ministras, una gobernadora provincial y en 20 provincias una vicegobernadora en asuntos sociales; aunque no lo han tenido fácil, sufrieron acoso, intimidación, discriminaciones, incluida la violencia sexual, los matrimonios forzados y el matrimonio infantil.