Este pasado primero de agosto se cumplen dos años desde que Miguel Barbosa asumió la gubernatura del estado; tras cuatro gobernadores en sólo meses, el morenista asumió el cargo en 2019 con la promesa de traer ‘la transformación’ a Puebla.
Dos años después, poco se ha visto de esa transformación.
¿Más seguridad? Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Puebla el 79.2% de los ciudadanos no se sienten seguros.
¿Mayor bienestar? En el estado, sólo 192 mil poblanos cuentan con un trabajo formal. En general, Puebla es catalogada como la quinta entidad del país con más porcentaje de pobres con el 58.9 por ciento de la población.
¿Más obras y servicios? Basta darse una vuelta por las calles de la periferia de la capital `para darse cuenta de que poco, nada, se ha hecho. ¡Y ni hablar de los municipios! Demandan carreteras, aguas potables, drenajes, pavimentaciones, hospitales, escuelas, etc.
En dos años es de los gobernadores peores evaluados; fue mundialmente conocido por decir que “a los pobres no les da coronavirus” y, en la pandemia, dejó a su suerte a miles de poblanos.
Se convirtió en “el gran legislador”: iniciativa que enviaba, iniciativa que le aprobaban ipso facto y sin cambiarle una coma.
También se volvió el gran persecutor: arremetió contra todo aquel que pudo: la alcaldesa Claudia Rivera, las universidades, empresas, organizaciones sociales, estudiantes, ¡vaya, hasta a los médicos les reclamó!
Con dos años en el poder, Miguel Barbosa no ha podido presumir ‘la transformación’ de la que habló al inicio. ¿Cuándo, señor gobernador?