Karen Santos
A las 16:52 pm del jueves 15 de julio, el Congreso del estado dio por terminado el tercer periodo legislativo. Entre una sonora campanita y aplausos tardíos, los legisladores -menos los de la Comisión Permanente- se despidieron del Congreso. Felices por la “labor cumplida” se despidió la Legislatura.
Afuera, en la puerta trasera, un grupo de personas vestidas de blanco, con pancartas y cartulinas, exigían que los legisladores no se fueran aún: “A nosotros nos deben”. Era el Colectivo Voz de los desaparecidos en Puebla, formado por padres, madres, hermanos o hijos que perdieron a alguien y que sufren el dolor de no saber de sus familiares.
El 15 de julio del 2020, la diputada Estefanía Rodríguez Sandoval, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, presentó la Ley de desaparecidos en Puebla, elaborada por los mismos familiares con ayuda de la Universidad Iberoamericana de Puebla (Ibero), y ese mismo día se turnó a comisiones con la promesa de votarla el día 15 de septiembre. Pero ese 15 de septiembre de 2020 se volvió 15 de julio de 2021. Y dieron las 16:52 pm, el tercer periodo legislativo terminó y la legislación nunca llegó.
“No les estamos diciendo ‘hagan la ley’, ya les hicimos la tarea y ni por eso se digan a trabajar en ello”, reclamó hace tiempo la señora María Luisa Núñez Barojas, líder de ese colectivo. Y es que eso era cierto, no tuvieron siquiera que redactar la ley, la misma ciudadanía la hizo y la presentó, solo les quedaba a los diputados leerla, discutirla, modificarla -si fuera el caso- y aprobarla. Ese es, finalmente, su trabajo. Sin embargo, ni eso pudieron -o no quisieron- hacer.
El Congreso del Estado, de mayoría morenista, se ha caracterizado por la aprobación fast track, sobre todo. No les gustó legislar. Sólo si se trataba de las propuestas que enviaba el mandatario, también morenista, Miguel Barbosa. Esas fueron de las primeras en aprobarse, la mayoría sin cambiarle una sola coma. Si lo pedía el gobernador, ya era ley.
Para prueba, los datos del segundo año legislativo (los del tercero aún no se hacen públicos): en ese periodo se presentaron un total de 441 iniciativas con proyecto o decreto de ley, de esas, sólo 108 fueron aprobadas, es decir, el 24.5 por ciento del total, mientras que 333 se quedaron en calidad de ‘pendiente’ y muchas de ellas se fueron directo ‘a la congeladora’. De esas 108 que obtuvieron el visto bueno de los diputados, el 40.7 por ciento corresponde a propuestas enviadas directamente por el ejecutivo estatal. En ese segundo año, el morenista Barbosa Huerta mandó un total de 53 iniciativas y le fueron aprobadas 44. Con estas cifras, el gobernador se convirtió en el presentador con la mayor tasa de aprobación a sus propuestas: el 83 por ciento.
Muchas de estas propuestas tuvieron un tinte absolutamente dictatorial y, varias, hasta con dedicatoria a organizaciones sociales, universidades y el sector privado. La mayoría eran completamente tendenciosas, se necesitaba ser muy ciego para no ver que el beneficiario final de alguna ley era el partido del gobernador o gente afín a él. Y salvo unas pocas, algo servían a la ciudadanía de a pie, pero no estaban enfocadas en resolver de verdad sus problemas.
Justo antes de que terminara el tercer periodo legislativo, el Congreso volvió a mostrar para quién trabajó todo el tiempo. Miguel Barbosa mandó un tipo de proyecto de Ley también en materia de las personas desaparecidas, pese a que él mismo había asegurado que no hacía falta, pues ya con la Ley Federal bastaba. Aún así, se atrevió a mandar un documento propio en lugar de apoyar a los familiares de desaparecidos que ya tienen un proyecto de ley. Que se ignore a los familiares, esa fue la línea. Ante eso, el Colectivo optó por hacer un plantón e, incluso, fue a Palacio Nacional, sin mayor éxito. En Puebla (como en el país), si alguien o alguna causa no cuenta con el visto bueno del gobernador, tiene las puertas cerradas en todos lados. Y así pasa en el Congreso.
Y, así, con el sello del servilismo al gobernador, el Congreso que se pavoneaba de ser de izquierda, de trabajar por la gente, olvidó, desdeñó y abandonó a quien lo llevó a dicho puesto: en pueblo. El ‘Congreso de izquierda’ le dio la espalda al pueblo que lo votó y le dio las curules que presumía. Así de simple. Y la gente se dio cuenta y en varios lados en las pasadas elecciones se lo cobró caro no votando por ellos. Aún así, Morena contará con amplia mayoría en el Congreso, gracias a sus alianzas, y la próxima legislatura se prevé que sea igual, pues muchos de los que llegarán son fieles seguidores del gobernador, por lo que podemos augurar otros 3 años de un ‘Congreso de izquierda’ que en realidad sólo será el operador del Gobernador.