Los casos de contagios por Covid-19 crecen y crecen. De acuerdo con el último informe por parte de la Secretaría de Salud de Puebla, este fin de semana, en 48 horas, el reporte epidemiológico arrojó 317 nuevos contagios de Covid-19 en Puebla siendo 126 el viernes, 135 el sábado y 56 el domingo; más 12 defunciones, con 5 el viernes, 5 el sábado y 2 el domingo.
Ya tenemos la presencia de cuatro variantes del letal virus, cada una más terrible que la otra; y, gracias a las inteligentes medidas del gobierno, estatal y federal, en Puebla sigue el relajamiento social.
Basta salir un rato al Centro Histórico para verlo abarrotado de gente, disfrutando que, con la llegada de las vacunas, pueden volver a su vida diaria normal, pues así se los han hecho creer.
Desafortunadamente, mientras miles de personas se relajan y divierten, olvidando las medidas sanitarias y alentado por las ocurrencias del gobierno, hay un sector al que le debemos mucho y, en vez de pagarle, aumentamos nuestra deuda: el sector salud.
Con el relajamiento de las restricciones frente a la pandemia, los hospitales empezaron a desconvertirse y los profesionales de la salud tuvieron un instante de respiro.
Ahora, la tercera ola está aquí y la situación no dista mucho del inicio de la pandemia, salvo que ya se sabe con qué se está tratando. Materialmente, no hemos avanzado mucho. Aún hay desabasto de medicamentos, de insumos, de aparatos, etc.
Los médicos fueron los primeros que dijeron «se acerca otra ola»; y ahora, como antes, siguen alzando la voz para que ellos, que son nuestra primera línea de batalla, tengan el trato que se merecen.
Ya perdimos muchas batas blancas por mandarlos ‘a la guerra y sin fusil’. Que no se repita el mismo error.