Por Jocabed Vázquez
Según información de fuentes oficiales, el incendio que se dio lugar la noche de ayer en un hospital dedicado a enfermos de Covid-19 del sur de Irak dejó por lo menos 92 víctimas y 50 personas heridas, lo que desencadenó la ira contra el gobierno iraquí, acusado otra vez de negligencia y mala gestión después de que hace tres meses un incidente similar en Bagdad dejara 82 fallecidos.
Las autoridades habían explicado antes que el incendio fue provocado por un cortocircuito el cual ocasionó que una bomba de oxígeno estallara en el hospital Al Husein de la ciudad de Nasiriya, en el sur del país, acabando con la vida de 92 pacientes, de acuerdo con el último recuento de víctimas ofrecido por la agencia de noticias estatal iraquí, INA.
Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a informar a reporteros.
Al amanecer, los cadáveres cubiertos con sábanas, yacían tendidos en el exterior del centro, pues durante la noche, bomberos y rescatistas trabajaron sin descanso para registrar el edificio en la oscuridad muchos de ellos solo con linternas y usando mantas para sofocar los pequeños fuegos que seguían ardiendo algunas zonas.
Entre lamentos y acusaciones de negligencia por parte de las instituciones, los angustiados familiares seguían buscando rastros de sus seres queridos entre los restos de las calcinadas mantas, así como pertenencias dentro de los arrasados restos del pabellón, con el fin de darles sepultura a sus seres queridos en las diferentes ciudades del sur de Irak.
La gestión del sector de salud se ha vuelto a poner en entredicho tan solo tres meses después de que otro incendio dejara al menos 82 muertos en el hospital Ibn al Jatib de Bagdad, en circunstancias muy parecidas.
El presidente iraquí, Barham Saleh, afirmó en su cuenta de Twitter que los dos incendios han sido «el resultado de la corrupción y la mala gestión que subestima la vida de los iraquíes e impide el buen desempeño de las instituciones«.
Por su parte, el primer ministro, Mustafa al-Kadhimi, presidió una reunión de emergencia tras el incidente y ordenó la suspensión y el arresto del director de Salud de la provincia de Dhi Qar, donde está Nasiriyah, así como del director del hospital y del responsable de protección civil en la ciudad. Además, se ha abierto una investigación gubernamental.
Esta fue la segunda vez que un gran incendio mata a pacientes de COVID-19 en un hospital iraquí este año. En abril, al menos 82 personas fallecieron en el hospital Ibn al-Khatib de Bagdad tras la explosión de un tanque de oxígeno, que causó un incendio.
Aquel incidente sacó a la luz la negligencia generalizada y la mala administración sistemática de los hospitales iraquíes.Los médicos han denunciado la laxitud de las medidas de seguridad, en especial las relativas a los tanques de oxígeno.
Además, Irak sufre otra grave oleada de COVID-19. La tasa diaria de contagios alcanzó la semana pasada un máximo de 9 mil nuevos casos. Tras décadas de guerra y sanciones, el sector sanitario iraquí ha tenido problemas para contener el virus. Más de 17 mil personas de los 1.4 millones de casos confirmados, fallecieron desde el inicio de la pandemia.