En los comicios del seis de junio, Morena obtuvo 17 de 26 diputaciones en el Congreso Local y 11 de 15 en el Federal, resultados con los que retuvo la mayoría; pero con los que también sufrió grandes pérdidas.
Por Karen Santos// @KarenSantosOfic
A diferencia de la elección de 2018, cuando sus candidatos fueron cubiertos por el manto del ahora Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en las elecciones intermedias Morena no atrajo las mismas simpatías y su derrota más grande en Puebla fue en la capital, donde no solo perdió la presidencia municipal, sino también buena parte de los distritos locales y federales que, en lugar de guindas, ahora son albiazules.
En Puebla-capital, Morena propuso, contra el gusto de muchos, a Claudia Rivera en busca de la reelección; y la perdió frente al panista Eduardo Rivera. En los cuatro distritos federales –VI, IX, XI y XII– solo pudo retener el primero,ubicado en la zona nororiente, donde Alejandro Carvajal ganó con 11 mil 392 votos de ventaja sobre el segundo lugar, la priista Xitlalic Ceja.
En los demás distritos arrasó la Alianza Va por México. En el IX, Ana Teresa Aranda superó, con casi 10 mil votos, a la morenista Sandra Ortiz Vela. En el XI, Carolina Beauregard obtuvo el triunfo por cuatro mil votos sobre Carlos Hernández Hernández, sustituto del aún diputado Saúl Huerta, acusado de abuso sexual a menores, al que Morena tuvo que reemplazar. En el XII, Mario Riestra logró la diferencia más grande entre un ganador y un segundo lugar, con la ventaja de 25 mil votos sobre René Sánchez Galindo, quien fue secretario de la alcaldesa Claudia Rivera.
En la elección de diputados locales en Puebla-capital, la Alianza obtuvo tres de los siete distritos. En el IX, Mónica Rodríguez Della Vecchia, quien buscaba la reelección, le ganó a Melissa Jauli por solo mil votos. Guadalupe Leal venció en el XVI, por ocho mil votos, a la morenista Sandra Rosas. En el XII arrasó Oswaldo Jiménez, con 26 mil 200 votos más que la ahijada política de Claudia Rivera, la activista Liz Mejorada. Morena se quedó con el X, donde mandó a la batalla a la Presidenta del Congreso, Nora Escamilla y donde, se sabe, operó el diputado con licencia Gabriel Biestro. También obtuvo los distritos XI, XIX y XX.
Morena solo consiguió afianzarse en dos de los municipios conurbados a la capital. En Amozoc, el morenista y partidario de la Luz del Mundo, Mario de la Rosa, logró su reelección pese a constantes protestas de los habitantes. En San Martín Texmelucan, aunque el Programa Electoral de Resultados Preliminares (Prep) le daba la victoria al emecista Abraham Salazar, la morenista Norma Layón, quien buscaba la reelección, impugnó y, en el recuento de votos, logró obtener el triunfo a pesar del desacuerdo de gran parte de los electores.
En Ocoyucan, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se impuso a Acción Nacional (PAN) y a Morena de la mano del antorchista Rosendo Morales Sánchez. En San Andrés Cholula, la dupla PAN-PRD representada por Edmundo Tlatehui, derrotó a la reeleccionista Karina Pérez Popoca, de Morena. En San Pedro Cholula, Paola Angón, de la alianza PAN-PRI-PRD le ganó al morenista Julio Lorenzini. En Cuautlancingo, el aliancista Filomeno Sarmiento derrotó a Morena y a su candidata Guadalupe Daniel Hernández, quien buscaba la reelección.
La capital vuelve a pintarse de azul
Eduardo Rivera Pérez, contendiente de la Alianza Va por Puebla, conformada por los partidos PAN, PRI, PRD y Pacto Social de Integración y Compromiso por Puebla (PSICP), obtuvo un total de 295 mil 262 votos, equivalentes al 53.6 por ciento de la votación total. Claudia Rivera Vivanco, candidata de Morena y el Partido del Trabajo (PT), su más cercana rival, obtuvo 177 mil 567 sufragios, equivalentes al 32.2 por ciento.
En tercer lugar quedó el candidato del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Roberto Ruiz Esparza, quien alcanzó 16 mil 324 votos; Edgar Yamil Yitani, de Movimiento Ciudadano (MC), consiguió 11 mil 417; Evelyn Hurtado, de Nueva Alianza (NA), 10 mil 677; Eduardo Rivera Santamaría, de Fuerza por México (FM) nueve mil 115; Alfredo Victoria Moreno, del Partido Encuentro Social (PES), seis mil 285; y en último lugar quedó la contendiente de Redes Sociales Progresistas (PRSP) América Soto.
Pero desde el inicio de la campaña electoral, la pelea real por la capital de Puebla no fue entre ocho candidatos, sino entre “los Rivera”, es decir entre la alcaldesa reeleccionista y Eduardo Rivera. La estrategia de éste consistió en resaltar todo lo que no hizo la administración de Rivera Vivanco mediante señalamientos puntuales como el de: “Puebla está mal…y está mal porque el gobierno morenista hizo o no hizo” y que lograron coincidir en la gente, porque se apegaron a la realidad.
Además, Lalo tuvo el respaldo los cuatro candidatos a diputados federales de la capital y los siete locales, que lo situaron en el centro de la campaña política de la región metropolitana. “Nuestras propuestas son las mismas que las de Eduardo Rivera”, afirmaban los candidatos a diputados, en su mayoría panistas.
En cambio, la estrategia de la morenista fue difundir ataques y acusaciones, entre las que destacaron las denuncias de violencia política de género, aun cuando su coordinadora de campaña era acusada de esas prácticas. Claudia Rivera y su equipo documentaron 48 denuncias de este tipo ante algunos medios de comunicación. Esta candidata presumió que había acabado con la deuda pública del municipio y acusó a su adversario de “privatizar el agua”.
A las 18:00 horas del seis de junio, las encuestas de salida ya anticipaban la victoria de Rivera Pérez sobre Rivera Vivanco, incluso con diferencias porcentuales entre 10 y 15 puntos. Horas más tarde, el PREP dio una ventaja de 20 puntos, que se mantuvo toda la noche y el día siguiente. Al final, el panista logró una de 21.4 puntos, es decir, de 117 mil 695 votos. En 2018, ambos compitieron por la misma posición, pero entonces Rivera Vivanco, montada sobre la ola obradorista, obtuvo 343 mil 155 votos y derrotó a Rivera Pérez con diferencia de 89 mil votos. En esa ocasión, Lalo computó 253 mil 400 sufragios.
Pero quien hace tres años fue la presidenta municipal más votada en la historia de la capital, este año “se quedó con las ganas” de repetir en el cargo. Su mala administración en la alcaldía, los escándalos de corrupción, el acoso, los subejercicios y las constantes peleas con el gobernador Miguel Barbosa Huerta y su grupo llevaron esta vez al fracaso electoral a Clau Rivera.
Barbosa, el verdadero ganador de la elección
Eduardo Rivera aún no recibía su constancia de mayoría cuando el gobernador del estado, el morenista Miguel Barbosa, ya le estaba abriendo las puertas de Casa Aguayo. El ocho de junio, dos días después de la elección, Barbosa y Rivera se reunieron en privado en la sede del Poder Ejecutivo estatal para hablar y “hacer equipo”. Después ofrecieron una conferencia de prensa conjunta en la que el panista agradeció al mandatario sus cortesías. “He encontrado una excelente disposición del gobernador para trabajar en conjunto los próximos tres años por Puebla. Que pueda haber progreso en Puebla durante los siguientes tres años”.
Por su parte, el gobernador morenista informó que se reunió con Rivera Pérez gracias a que Rivera Vivanco aceptó su derrota y coincidió con el panista en que “es momento de hacer equipo”, pues recordó que su obligación como gobernador es generar el mejor ambiente social y político en Puebla. “Hay que hacer de cada coyuntura un momento estelar (…) hay muchas cosas que queremos trabajar, cosas que corregir, que implementar, que ya iremos viendo. Te doy la bienvenida, señor candidato, Lalo, bienvenido, hay que hacer mucho por este municipio y te felicito por el resultado, compartamos esfuerzos”.
Los analistas coincidieron en que esta reunión fue la prueba de que en las elecciones pasadas no hubo voto diferenciado en Puebla, sino la mano de un gobernador que quiso poner en la capital del estado a una persona que no fuera Rivera Vivanco, con quien jamás se llevó bien, pese a que son del mismo partido. Rivera Pérez se veía muy alegre con las expresiones de Barbosa.
Algunos de los analistas afirman que la verdadera alianza no fue entre PAN, PRI y PRD sino entre ellos, especialmente el PAN, y el gobernador, para colocar a quienes eran de su interés. Fue de esta forma como quedaron Barbosa, en el sur de la capital, y los aliados de Lalo Rivera: en el nivel federal, Carolina Beauregard y, en contraste, la candidata a diputada local priista Soraya Córdova, que perdió frente al exsubsecretario de Vivienda estatal, Antonio López Ruiz.
En ese distrito local, el equipo de la candidata priista denunció varias inconsistencias durante la campaña político-electoral, así como en el conteo de votos. Soraya Córdova es líder del Movimiento Antorchista (MAN) en la capital, organización contra la que Barbosa emprendió, desde su arribo al gobierno estatal, una campaña de descrédito que linda en la ilegalidad. Barbosa logró colocar bastantes aliados políticos en el Congreso de Puebla.
Valente Tallabs, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Gobierno de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) refirió, en una reunión organizada por esta institución para analizar el proceso electoral, que el “verdadero ganador” de éste fue el titular del Poder Ejecutivo de Puebla.
“El gobernador Barbosa mantiene posiciones muy relevantes dentro del Congreso; internamente en su partido su grupo es el que sale fortalecido y el grupo opositor internamente es el perdedor (…) vimos un reacomodo de la oposición; lo que hizo el gobernador fue fortalecer sus enclaves en el Congreso. Aunque pierde la mayoría, mantiene una posición y diputados definitivamente allegados a él”, explicó Tallabs.
En el Congreso local, Barbosa tendrá una bancada de 17 diputados locales de Morena que han probado ser leales a su proyecto, además de otros cuatro o tal vez cinco diputados más que se sumarán a la bancada por el principio de representación proporcional. Si a éstos se suman los del PVEM, del PT y las posibles traiciones de los diputados de otros partidos, el mandatario podrá aprobar lo que proponga.
El partido del gobernador tendrá el poder en 11 de los 19 municipios de la zona metropolitana de Puebla-capitalque son cabecera distrital; en 17 de los 26 distritos locales y 11 de los 15 federales a nivel estatal. La población de la entidad suma seis millones 583 mil habitantes, de los cuales Morena gobernará al 40 por ciento; el PAN al 37, el PRI al 13 y al resto los demás partidos.
Tiempos difíciles para Morena
Sin embargo, al partido del mandatario morenista no le fue bien en otras regiones de Puebla. Su frágil “unidad” interna, advertida desde antes de los comicios, se hizo aún más evidente, tanto en el área metropolitana como en otros municipios de la entidad. La consultora política Ruby Soriano asegura que la elección intermedia aclaró que Morena “terminó pulverizada por sus propias guerras intestinas, que provocaron vendettas de antología, exhibiendo excesos de aquellos que llegaron con el lema de austeridad republicana y terminaron con excesos monárquicos”.
La derrota en la capital, explicó, fue una “experiencia para quienes piensan que la marca lópezobradorista alcanza para seguir detentando el poder para el poder”. Y ahora, Morena enfrenta “un reto titánico para reconstruir no solo un partido, sino todo un movimiento que en Puebla refleja fisuras que alertan derrumbes importantes”.
En esta “reconstrucción” serán clave dos personajes: los examigos Claudia Rivera y Gabriel Biestro, quienes lucharon a muerte por la candidatura de Puebla-capital y hoy se perfilan como los aspirantes de la dirección del partido oficial en la entidad. Ambos “quieren lo mejor para Morena”, pero varios analistas sostienen que lo mejor para este partido sería la salida de Rivera y Biestro.