Este jueves Venezuela manifestó su «indignación» por la realización, «en su nombre», de la llamada Conferencia de Donantes para la Migración Venezolana, considerando que ese evento —que pretende recaudar fondos bajo el argumento de atender a «millones de migrantes y refugiados»— es parte de una «farsa mediática» que resulta «altamente rentable» para sus organizadores.
A través de un comunicado de twitter divulgado por el canciller venezolano, Jorge Arreaza, «Las agencias de Naciones Unidas especializadas en materia migratoria y sus socios se frotan las manos con la expectativa de contar con este jugoso presupuesto paralelo, fruto del sufrimiento de seres humanos inocentes«, denunció Caracas.
La reunión a la que ha hecho referencia el canciller venezolano fue organizada por Canadá de forma virtual para dar continuidad a la realizada por España y la Unión Europea (UE) con el apoyo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El objetivo de la conferencia es «aumentar la visibilidad de la crisis» y conseguir donaciones —como las obtenidas en 2020— por al menos 653 millones de dólares. Previamente, los participantes se comprometieron a contribuir con cantidades cercanas a los 2.800 millones de dólares.
En su comunicado, Venezuela sostiene que, tras dos años de utilizarse el mismo argumento, los involucrados han logrado recaudar «la nada despreciable suma» de 2.800 millones de dólares, un dinero cuyo destino, advierte, aún se desconoce.
La cancillería venezolana también señala de «hipócrita» la «compasión narrativa» de las autoridades de España, Canadá, la UE y agencias de la ONU, por considerar que actúan «bajo el estricto guion de Washington», mientras «exhiben una cínica lectura» sobre los migrantes venezolanos, a los que han decidido etiquetar como «refugiados» cuando varios de estos países son «emisores históricos de migrantes» o «han promovido fenómenos migratorios a través de acciones de guerra y desestabilización».
Asimismo, señala que los involucrados han decidido omitir «escandalosamente» lo relacionado a la imposición del “bloqueo criminal” a través de sanciones ilegales» aplicadas por EE.UU., Canadá y la UE, que son consideradas por Caracas como «causantes de la crisis económica» que «empuja a grupos humanos hacia la experiencia de la migración», donde terminan como víctimas de la «discriminación y explotación», así como de «la mirada indolente de gobiernos» que «toleran» y «promueven» la xenofobia.
«El mundo es testigo de una burda operación de propaganda política antivenezolana, que resulta además altamente rentable, a tenor de las propias declaraciones de los organizadores», añade el comunicado. Venezuela también denuncia que la «retórica estigmatizadora» utilizada contra los venezolanos tiene como propósito ensamblar «una fachada» para justificar las «opacas operaciones financieras» en torno a las donaciones recaudadas.
Del mismo modo, Caracas ha exigido el cese del bloqueo y la liberación de los fondos retenidos en la banca internacional por los mismos países que promueven estas conferencias.
Igualmente, denunció el silencio que se hace en esos espacios, donde no hablan sobre la liberación de estos recursos, que «serían de inmensa utilidad para la protección del pueblo y la reactivación de la economía«.