Por J. Ignacio Mejía
“De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: de la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra”.
Mario Benedetti
Para nadie es un secreto que, desde el arribo de la 4T al poder, López Obrador y Morena se lanzaron contra el Movimiento Antorchista. “Todo el apoyo social para el bienestar de nuestro pueblo va a ser personalizado, nada de que soy de la organización Francisco Villa, Emiliano Zapata, la Antorcha no sé de qué y que me tienes que entregar a mí como dirigente y yo lo voy a repartir -porque dicen como caciques- ‘a mi gente’, eso ya se acabó, son ciudadanos libres”, decía el entonces presidente electo en Mexicali, el 21 de septiembre de 2018. Así comenzaba la cruzada contra la organización popular, acusada de intermediaria, corrupta y, por tanto, habría que acabar con ella a la brevedad posible.
Las aclaraciones necesarias no se hicieron esperar y más de uno le respondió con respeto, pero contundentemente: Antorcha jamás ha manejado ni ha sido vehículo ni canal ni nada por el estilo para que alguno de esos programas llegue a sus destinatarios o, como dice el licenciado López Obrador, no llegue o llegue con moches. Eso es una falsedad completa, respondió el 25 de ese mismo mes y año, el ingeniero Omar Carreón Abud, miembro del Comité Ejecutivo de la organización, invitando además a López Obrador a que documente de modo preciso sus acusaciones contra la organización antorchista. La documentación no sólo no llegó, sino que las acusaciones desde la palestra presidencial se intensificaron. Los corifeos morenistas y los medios con fines de zalamería por cobro, comenzaron a hacer eco de todo ello.
Esto no es nada nuevo. Antorcha ha sido desde su nacimiento blanco de ataques de organizaciones autodenominadas de izquierda, que han venido conquistando espacios políticos y económicos y que ven en Antorcha un peligro que puede restarles agremiados; esos “izquierdistas” se ponen la toga de la verdad absoluta y se lanzan como perros rabiosos a ladrarnos “brazo armado del PRI”, “grupo de choque”, “creación salinista”.
Estas imputaciones estuvieron elegidas con el claro propósito de que sirvieran bien como pretexto no sólo para amparar y justificar la represión y persecución oficiales, sino también el asesinato frío y directo de los miembros más destacados de dicha organización. En efecto ¿a quién le puede sorprender o indignar que se encarcele, persiga o asesine a un “paramilitar” y “corrupto”? Dichas amenazas se han hecho realidad en varias ocasiones. Con la llegada de Morena las cosas no han cambiado mucho, al contrario, pues en este partido está contenido todo lo peor de los demás partidos.
La campaña de López Obrador se comenzó a replicar en el estado de Puebla. Con la llegada de Miguel Barbosa Huerta en el 2019, este le declaró la guerra frontal al Movimiento Antorchista. Como cuna de la organización, Barbosa se planteó como objetivo desterrarla por completo. Represiones, acusaciones sin fundamento, manejo de las autoridades a su antojo para negarle el registro a Antorcha para constituirse en partido y un largo etcétera que por obvio de espacio no voy a repetir pero que está más que documentado.
En este periodo electoral no podían faltar los nuevos ataques físicos y mediáticos contra Antorcha. 1) El lunes 5 de abril, la candidata a la alcaldía de Ahuatempan, Edith Villa Trujillo, fue violentamente despojada de su camioneta. Es la segunda vez que sufre un crimen: a inicios de abril de 2015, un grupo armado baleó su casa por la madrugada y quemó su camioneta.
2) El 13 de abril, cuatro unidades de la Policía Estatal interceptaron y amenazaron al candidato a la alcaldía de Tepeyahualco, Juan Carlos Merino Rivera y a parte de su equipo, lo siguieron todo el día para finalmente interrogarlo por “parecer sospechoso”.
3) La noche del sábado 8 de mayo, con varios disparos al aire, amenazas de muerte por “estar en la campaña de Soraya”, robaron un automóvil del equipo de campaña de la candidata.
4) Por último, ayer por la madrugada un grupo de personas vandalizaron el carro particular de Gabriel Hernández Morales, miembro del equipo de campaña de la maestra Hersilia Córdova Morán, que se encontraba estacionado afuera de su domicilio en la cabecera del municipio de Santa Isabel Cholula, municipio que pertenece al distrito 13 por el que compite la candidata.
5) El coordinador de campaña en Ocoyucan, Aristóteles Campos, sufrió un intento de asesinato: un gatillero disparó a su camioneta en la que viabajan él y sus hijas.
Todos estos ataques han sido puntual y debidamente denunciados a las autoridades correspondientes. Los equipos de campaña de los respectivos candidatos y el Movimiento Antorchista han exigido al gobierno estatal y al Instituto Electoral Estatal (IEE) que brinde la seguridad necesaria para garantizar una campaña y elecciones en paz. La respuesta no sólo no ha sido buena, sino que los ataques nuevamente se han intensificado.
En el distrito 20, el candidato morenista, Toño López, como buen niño berrinchudo, sin saber quién ni cómo, acusa abiertamente a la organización antorchista de ser una “mafia al estilo siciliano”, y que se la pasa amedrentando a su equipo de campaña. Sin más pruebas que su interpretación y delirios de grandeza (¿morenista?) no hay lugar donde no se pare para denostar sin fundamentos e inventar una bola de disparates que ni en al peor payaso se le ocurrirían(habrá que preguntarle al Tec de Monterrey en qué materia le dieron esas lecciones para quedar payasos). Esa supuesta valentía con la que se maneja no es gratuita, pues cuenta con padrinos poderosos en las altas esferas del poder estatal. Su objetivo es posicionarse a toda costa, pues todas las encuestas lo ponen muy por debajo de la doctora Soraya.
Está claro, entonces, que Morena es repudiada por la inmensa mayoría de la población, ya nadie les cree. Y aquí en Puebla con mayor razón. Lo sabe Barbosa, lo sabe Toño López. Así que harán todo lo posible para ganar la elección. Debemos recordar que a unas semanas de ocupar el cargo, durante el informe de gobierno de la alcaldesa de Huejotzingo, Ángela Alvarado, Barbosa dijo que Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle le habrían “robado” la elección de julio de 2018 y que el accidente aéreo en el que perdieron la vida en diciembre de ese mismo año habría sido un “castigo de Dios”.
La persecución política es una práctica común de todo régimen autoritario. Luchadores sociales opositores, defensores de los derechos humanos y toda voz crítica al régimen estará siempre en peligro mientras el estado de Derecho se va desmoronando en las manos de aprendices de dictador. Decía Brecht que “las revoluciones se producen en los callejones sin salida”, pero, querido lector y elector, todavía tenemos una salida, existe una salida, y esa es el voto popular. Por la paz, por la seguridad, por el bienestar de Puebla y México, este 6 de junio: ningún voto a Morena. Esa debe ser la respuesta.