Por Leticia Montagner
El ajedrez es mucho más que un simple juego, su ejercicio activo a lo largo de los años evita el envejecimiento cerebral que se asocia con la demencia, sostuvo el profesor de Economía y Salud de la Facultad de Salud Pública de Harvard en Boston, David Canning.
El juego sirve como una especie de prueba cognitiva para comprender cómo retrasa ese deterioro cerebral. Canning analiza actualmente una gran base de datos de partidas de la Federación de Ajedrez de los Estados Unidos (US Chess ó USCF) con sede en Crosville, Tennessee, que cuenta con 100n mil jugadores afiliados.
Nadie había utilizado antes esos datos, agregó y busca hacer un segundo estudio con un seguimiento a un grupo de 200 jugadores a lo largo del tiempo para determinar cómo envejece el cerebro.
Analizar el envejecimiento cerebral de los ajedrecistas es sencillo. Básicamente, les toman pruebas cognitivas mientras juegan, que representan un conjunto de datos que se han almacenado en diferentes etapas de la vida.
El Profesor explicó que las personas pueden mejorar el rendimiento cognitivo durante una partida de ajedrez. La evidencia de que la actividad mental ayuda aún es mixta, pero es posible que jugar al ajedrez prevenga el deterioro cognitivo, afirmó Canning, en una entrevista publicada en la revista oficial de Harvard.
El investigador afirmó que existe una gran literatura científica que observa los efectos del envejecimiento en los jugadores de ajedrez, pero está centrada principalmente en los jugadores profesionales del máximo nivel. En este sentido apunta que en los campeones del mundo hay un lento declive con la edad.
Otros estudios también han encontrado que jugar al ajedrez es bueno para el conocimiento, especialmente en los niños.
Asimismo, mencionó la influencia de la contaminación del aire en las salas donde se disputan torneos de ajedrez y sus efectos en la calidad de los movimientos. Se puede medir la calidad.
En este sentido, un cambio de diez puntos en la contaminación del aire, es decir, diez puntos más que el promedio habitual, reduce las posibilidades de ganar una partida en un 30 %.
También hay evidencia que vincula las habilidades cognitivas generales con la habilidad del ajedrez, pero nadie realmente ha analizado esto a lo largo del tiempo. El estudio pretende seguir a un grupo de ajedrecistas durante un período de tres a cinco años y así ver cómo cambian sus habilidades cognitivas.
Según Canning, mucha gente abandona el juego después de unos años de su práctica. El trabajo evaluará los posibles impactos cognitivos de dejar de jugar al ajedrez. La mayoría de personas empieza a jugar cuando son menores de 18 años debido a la expansión del ajedrez escolar pero ya de adultos un 30 % lo abandona.
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