Homero Aguirre Enríquez
Dio inicio la XXI Muestra Nacional de Teatro organizada por el Movimiento Antorchista Nacional. En esta ocasión se presenta de manera virtual a través de las redes sociales, debido a los riesgos para la salud que tiene convocar a grandes públicos a cualquier actividad presencial, prevención sanitaria que los antorchistas y millones de mexicanos hemos respetado a pesar del mal ejemplo del presidente de la República.
Durante tres días, desde su casa, el público podrá admirar y aprender de las alegrías, pasiones, tragedias, luchas, injusticias, ambiciones y emociones diversas expuestas en las obras de William Shakespeare, Bertolt Brecht, Alejandro Casona y Víctor Hugo Rascón Banda, de quienes veremos representar, respectivamente, “Timón de Atenas, “La evitable ascensión de Arturo Ui”, “El cornudo apaleado y contento” y “La Fiera del Ajusco”.
Esta edición de la Muestra Nacional de Teatro tiene una doble importancia, en primer lugar busca recuperar la afición y el interés de los mexicanos en participar como productores, actores y espectadores de teatro, objetivo muy importante porque en nuestro país hay una auténtica debacle en el terreno cultural, misma que ha impactado a todas las expresiones artísticas pero particularmente al teatro, que se ha convertido en una actividad muy marginal y se ha disminuido casi a cero como instrumento cultivador de la sensibilidad y la cultura en general de los mexicanos. Esta debacle ya venía desde antes, pero se ha vuelto más acentuada con la inexistencia de recursos y promoción por parte del gobierno de Morena, empeñado en construir un país de personas separadas unas de otras, atomizadas al extremo y con una capacidad crítica que de ser posible alcance sólo para elogiar a un “mesías” que a diario articula y repite machaconamente dos o tres ideas elementales y reparte un poco de dinero en tarjetas, visión muy lejana de lo que es un pueblo educado, despierto, crítico y anhelante de progreso integral y conocimientos de su historia y su presente.
Y no estoy inventando, según la Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Culturales, realizada en 2020 por la UNAM, antes de la pandemia sólo el 23% de los mexicanos encuestados (gente con acceso a internet y por lo menos nueve años de escolaridad) respondió que ir al teatro era una de las tres actividades culturales que realizaba en su tiempo libre (las tres preferidas por la mayoría fueron ir al cine, a museos y conciertos). Si se hubiera encuestado a quienes no tienen internet, tienen poca escolaridad y menores ingresos es seguro que la inmensa mayoría de mexicanos habría respondido que no ha ido nunca al teatro, o lo ha hecho una que otra vez en su vida. En cuanto a participar como protagonistas de la actividad teatral, la encuesta mencionada reporta que el 90% de los encuestados reporta que participa poco o nada en “Hacer teatro”, entendida esta actividad como actuar, dirigir o apoyar alguna obra teatral amateur o profesionalmente. Una vez que el confinamiento llegó y los teatros cerraron, la actividad teatral sufrió un nuevo golpe: según la misma encuesta, a la pregunta de ¿cuánto tiempo dedicas a la semana a realizar estas actividades en internet?, el porcentaje más alto con la respuesta no invierto tiempo le corresponde a ver obras de teatro en línea, con un 68%. El resto contestó que lo ve muy poco.
Por otro lado, esta Muestra representa la decisión de miles de artistas que forman los Grupos Culturales del Movimiento Antorchista de seguir comunicándose con su público, formado en su gran mayoría por mexicanos marginados y empobrecidos, habitantes de colonias, barrios y pueblos a los que jamás había llegado una expresión artística que los hiciera descubrir y paladear el goce estético, entendido como aquellas expresiones artísticas que nos hacen llorar o reír, pero al hacerlo nos transforman positivamente, nos impactan emocionalmente, nos alientan a lograr objetivos superiores y nos hacen mejores seres humanos. Comunicarse con ese público, que gozó y aplaudió las presentaciones culturales en vivo, es ahora todo un reto artístico y técnico digno de felicitarse. Desde este punto de vista, el esfuerzo de los productores, directores y actores participantes en este evento es admirable porque el teatro es una actividad presencial por excelencia, lo que obligará a los artistas y a quienes los dirigen a realizar un esfuerzo extraordinario por adaptar y potenciar el lenguaje teatral, construido para impactar visual y auditivamente a un público presente, cercano y expectante, y ahora tendrán que dirigirse a una audiencia que no estará al alcance de su mano en la sala de un teatro sino que los verá a través de una pantalla.
El papel de los grandes artistas ha sido siempre plantear y exhibir en sus obras los grandes problemas universales a partir de casos particulares artísticamente tejidos para despertar una reacción en su público. Los verdaderos artistas consiguen esto aun sin proponérselo, como lo veremos en las obras de estos grandes dramaturgos presentes en esta Muestra y en muchos otros artistas. Es tarea de los pueblos organizados y educados resolver esos grandes problemas y otros que les afecten.
Felicito a los actores participantes y a quienes los dirigen, por su entusiasmo, su talento y la enorme tarea que se echaron encima en estos tiempos oscuros de explotación, de manipulación política desaforada, de incomunicación e insensibilidad potenciadas por la pandemia. Invito amistosa y sinceramente a todos los mexicanos a presenciar esta Muestra Nacional de Teatro, y encontrar en esas obras nuevas razones para aspirar y luchar por un mundo mejor.
