Por Alfonso Gómez Rossi
Como mencionamos en la última columna, el Dr. Akram Fouad Khater, afirma que la identidad libanesa surge “inicialmente de la familia, la aldea y la religión (en ese orden). Estos grupos proporcionaron marcas de identidad para esas comunidades” aunque la “identidad de ser libanés se desarrolló lenta y dolorosamente con el transcurso del tiempo” (Khater, 2001, pág. 190).
Hemos establecido que la identidad libanesa se construyó dentro de los límites geográficos del desaparecido Imperio Otomano, pero ¿cómo debemos entender el tema de la religión para los miembros de la diáspora libanesa?
Actualmente Líbano es el país religiosamente más diverso del Oriente Medio; de acuerdo con estadísticas del 2018
El 61% de la población es musulmana (30.6% son sunní, 30.5% son shía con porcentajes menores de alauitas e ismaelitas), cristianos 33.7% (maronitas afiliados a la Iglesia Católica son el grupo mayoritario), drusos 5.2%, y pequeños grupos de judíos, bahá’ís, budistas e hindús (CIA, 2021).
Aunque las cifras claramente muestran que la mayor parte de la población es seguidora del islam, los emigrantes libaneses son descendientes de los cristianos de la rama maronita.
El primer punto que cabe recalcar sobre la religión maronita es que sirvió para darle identidad nacional a los libaneses de ese territorio que no eran musulmanes.
Durante el siglo XIX los historiadores asumieron que los maronitas eran un grupo étnico distinto al de la región, y se asumía que descendían de un grupo religioso perseguido que había encontrado refugio en las montañas del Líbano “desde el siglo VI de nuestra era, se refugiaron en lo que ahora es Líbano” (Syria, 1840, pág. 1), pero hoy a partir de pruebas de ADN sabemos que descienden de los antiguos habitantes de la región.
Mientras que los libaneses musulmanes no tienen problema con ser hermanados con los árabes por su religión, así como el uso del lenguaje y el alfabeto, los libaneses cristianos han rechazado esa identidad y se identifican con los pueblos fenicios que vivieron en Levante desde la antigüedad (Kaufman, 2001, pág. 174).
La visión idealizada que derivó entre los libaneses apoyados por el cristianismo describe así los orígenes de los libaneses como descendientes de fenicios y cristianos
La ocupación árabe simbolizó el declive de la herencia fenicia. Los habitantes de la costa, deseando preservar su cultura original, se retiraron al Monte del Líbano por culpa del invasor extranjero. En el Monte del Líbano preservaron su herencia nacional y las virtudes que heredaron de sus ancestros: la cultura Mediterránea, el amor por el mar, sus aptitudes comerciales, su búsqueda por la paz, entre otras cualidades escolásticas. El cristianismo y en particular la Iglesia maronita solo sirvieron para incrementar estas cualidades (Kaufman, 2001, pág. 174)
Esta creencia nos da una idea clara de que la mayoría de los libaneses que viven en Puebla, no se identifican ni étnica ni religiosamente con la cultura árabe, aunque grupos de poblanos los describan como árabes por proceder del Medio Oriente.
Es más, podríamos afirmar que, en la ignorancia de ciertas personas de nuestra ciudad, se les identifica como árabes, y por lo tanto, como descendientes de los conquistadores islámicos de España entre 711 y 1492: cómo podemos leer, los libaneses cristianos se sienten tan víctimas de las invasiones árabes como lo fueron los españoles cristianos.
La espiritualidad maronita tiene como su fundador a San Marón, un sacerdote que se convirtió en monje y que instauró un movimiento monástico en el actual Monte Ol-Yambos, en la región de Kefar-Nabo de Siria (Who is Saint Maron?, 2021).
Cuando hablamos de espiritualidad en este contexto, nos referimos a la interpretación particular que San Marón les dio a los evangelios cristianos.
Para San Marón un buen cristiano abrazaba la vida ascética y espiritual.
En los ideales de San Marón no hay una separación entre la divinidad y el mundo físico: ambos están conectados y son interdependientes.
Ello hace que el conocimiento de Dios no queda excluido por el mundo físico, sino que el mundo táctil nos puede ayudar a conocer a Dios.
La Iglesia Maronita es parte de la Iglesia Católica sui juris, es decir que, aunque está en comunión con el Papa Francisco I y lo ha estado con sus antecesores, se autorregula a partir del Código Canónico de las Iglesias Orientales y no sigue el ritual latino para la eucaristía.
Una diferencia notable entre el rito latino y el rito maronita, por ejemplo, es que los sacerdotes maronitas (Khoury) se pueden casar (Who is Saint Maron?, 2021).[1]
La religión cristiana de corte maronita llegó al actual territorio del Líbano, en las inmediaciones de Biblos, cerca de la ciudad de Afqa, de la mano de uno de los discípulos de San Marón, Abraham de Cirro, en el año de 402.
Twitter: @Fofi5
Trabajos citados
CIA. (24 de Noviembre de 2021). Lebanon: Religion. Obtenido de The World Fact Book: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/lebanon/#people-and-society
Kaufman, A. (2001). Phoenicianism: The Formation of an Identity in Lebanon in 1920. Middle Eastern Studies Vol. 37, No. 1, 173-194.
Khater, A. F. (2001). Inventing Home: Emigration, Gender and the Middle Class in Lebanon 1870-1920. Berkeley, Los Ángeles y Londres: University of California Press.
Syria. (16 de Septiembre de 1840). The Pilot and Transcript, pág. 1.
Who is Saint Maron? (15 de Noviembre de 2021). Obtenido de St. Elias Maronite Catholic Church: http://steliaschurch.org/wp/who-is-saint-maron
[1] El apellido Kury o Kuri se refiere precisamente a los descendientes de los sacerdotes maronitas.