Erika Nieto
Retención de salarios, abuso laboral y trabajo forzado es lo que encontró Estados Unidos en algunos campos agrícolas mexicanos donde se produce jitomate y que es vendido a ese país, por lo que suspendió temporalmente la compra de este producto mexicano en algunas empresas, que generalmente recibe halagos por su buena calidad.
Irónicamente, la Unión Americana expresó las mismas críticas que constantemente reciben quienes contratan mano de obra mexicana para la pisca en los campos norteamericanos, es decir, la explotación laboral, el maltrato y los bajos sueldos para aquellos ciudadanos que cosechan frutas y verduras bajo condiciones climáticas extremas, mal durmiendo, mal comiendo y sin prestación alguna. Eso sí, en el discurso político, muy reconocidos como trabajadores esenciales durante la pandemia.
En México, son las comunidades indígenas del sur del país las que migran a los estados del norte para trabajar en estos campos de cultivo, dejando abandonadas y en calidad de pueblos fantasma a sus comunidades de origen ante la falta de oportunidades, la corrupción de los gobiernos y las inexistentes políticas públicas para mejorar su calidad de vida.
Según datos del Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos durante el 2021 la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha emitido 7 órdenes de detención y 2 dictámenes de trabajo forzado a diversas empresas mexicanas.
Recordemos que hace unos días la autoridad norteamericana advirtió que sancionará la explotación en centros de trabajo, principalmente a los que contratan mano de obra sin documentos.
Pueblos indígenas en peligro de desaparecer por migración
Y es que ya sea a través de la migración interna o hacia otros países, las comunidades indígenas originarias están desapareciendo ante la falta de oportunidades de desarrollo o del abandono histórico que sufren por parte de sus gobiernos locales y del federal. El profundo rezago en materia educativa, de salud, de obra pública y ahora de seguridad o robo de tierras, obliga a sus ciudadanos a buscar en otros estados o países, un futuro de vida para sus generaciones venideras.
Por otro lado, los estados, principalmente del norte del país, aprovechan la mano de obra proveniente desde el sur del país para cosechar sus campos pagando bajos sueldos y ofreciendo condiciones laborales de bajo nivel. Por ejemplo, la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas anunció, a través de sus redes sociales, que en septiembre pasado inició la temporada alta de migración en la Montaña de Guerrero en la que cientos de comunidades jornaleras migra a estados del norte de la república como Sinaloa, Jalisco, Guanajuato, entre muchos otros, para trabajar en el campo.
Las comunidades mayas de Guatemala y del sur mexicano también están migrando al norte, principalmente a Estados Unidos, muchos de ellos para emplearse en restaurantes ante la falta de oportunidades en sus estados de origen. Pues incluso el turismo ya no provee suficientes recursos para un estilo de vida de calidad y el sueño americano siempre es más atractivo.
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