Eleusis Córdova Morán, líder de Antorcha en Izúcar
Deseo a la revista buzos de la noticia, con motivo de su edición número mil, la prolongación de la cadena de éxitos logrados hasta hoy en su ejercicio periodístico. Es de destacarse el hecho de que sus páginas den cabida a varios luchadores sociales en la búsqueda del camino para despertar la conciencia adormecida de los mexicanos. Aquiles Córdova Morán, Omar Carreón Abud, Abel Pérez Zamorano y Brasil Acosta Peña, al lado de comentaristas objetivos como Nydia Egremy, al tiempo que dan lustre a la revista, hacen del periodismo el arma de cultura, información y análisis veraz tan necesarios en esta época de oscurantismo informativo.
En análisis del Doctor Abel Pérez Zamorano, titulado “OCDE, En México, los salarios más bajos y las jornadas más largas”, dice: “Pretendiendo explicar la creciente pobreza, los intelectuales del sistema la atribuyen a que somos un pueblo de flojos; a que nos falta ser disciplinados e industriosos como en otros países, que gracias a tales virtudes gozan de mejor nivel de vida… Tal afirmación se da de bofetadas con la realidad”. Citando datos publicados por el diario El Economista, el Doctor Pérez Zamorano demuestra la mentira que se encierra tras esta afirmación: “Para entender la pobreza, basta sólo ver el miserable nivel salarial: en promedio, en la manufactura, los mexicanos perciben 2.8 dólares por hora; los estadounidenses 23.8 dólares”.
Apoyándose en datos que proporciona el columnista Luis Miguel González, nos informa “el promedio por hora de un trabajador alemán es de 22 euros, equivalente a 514 pesos. En México, el sueldo promedio de un trabajador es de alrededor de 6,250 pesos mensuales. Con 12 horas de trabajo un alemán alcanza los ingresos mensuales de un trabajador mexicano…”. Ciertamente, acota el Doctor Abel, “los precios en aquellos países son más elevados, pero incluso considerando estos precios, el diferencial de salarios reales sigue siendo abismal, no obstante que los mexicanos trabajan más”. Lo demuestra así: En cuanto a la duración de las jornadas: “los mexicanos trabajan 2,124 horas al año en promedio, frente a 1,598 horas de los japoneses. De los países de la OCDE, es en Alemania donde se trabaja menos horas, 1,312; es decir, el trabajador mexicano labora 812 horas más que el alemán”.
Hasta aquí la necesaria cita del Dr. Abel Pérez para mis comentarios. Estos datos refutan de manera contundente la afirmación de que “somos pobres por flojos, indisciplinados y poco creativos”. Al mismo tiempo, explican las razones de “pesos” que tienen las trasnacionales para invertir en el país, el origen de la riqueza de los dueños del gran capital, les arrebata el disfraz de benefactores del país que recibe la inversión y los exhibe como verdaderas sanguijuelas, chupadores de la sangre y sudor de los obreros empleados y de materias primas.
De la situación que se describió líneas arriba, la que viven los obreros mexicanos, es válido concluir que el conflicto de los trabajadores en la refinería Dos Bocas tiene bases reales, que su protesta es legítima; que trivializarla y desacreditarla de la manera que lo hizo la Secretaría de Energía y confirmó el presidente López Obrador, no es más que ignorar olímpicamente la situación tan injusta que viven los obreros en México; es ocultar la inacción que, convertida en norma de gobierno, tiene sumida a la clase trabajadora en el peor de los desastres. Es fingir ignorar que sufrimos el neoliberalismo en todo su apogeo, aunque el presidente afirme una y mil veces que esto no es así.
Es neoliberalismo puro arrebatarles a los obreros sus derechos a la difusión de sus opiniones, a la protesta pacífica y a la libre manifestación, consagrados en los artículos 7°, 8° y 9° constitucionales. Es un gobierno neoliberal, el de la 4T, por el hecho de despedir a los dirigentes del movimiento, por el “delito” de encabezar la defensa de los derechos consagrados en la carta magna. Hacerlos trabajar más de ocho horas, sin la remuneración de las horas extras tal y como se establece en la Constitución es vil neoliberalismo. Al no proporcionarles un día de descanso después de seis días de estar laborando, al no proporcionar salarios mínimos suficientes para satisfacer las necesidades elementales de un jefe de familia, en el orden material social y cultural y para proveer de la educación obligatoria a sus hijos.
Es característica esencial del neoliberalismo, el que no se les haga partícipes de las utilidades de la empresa, que no se les proporcione habitación cómoda e higiénica, no se les reconozca el derecho de los obreros a la huelga y al paro, disposiciones todas éstas consagradas en el artículo 123° Constitucional. Es neoliberalismo vil, llevado a su máxima expresión, usar las fuerzas represivas del estado para acallar y reprimir las justas demandas de los obreros, poniendo de esa forma la fuerza del estado al servicio de los poderosos. Vivir en el neoliberalismo es no realizar ninguna acción en favor de las clases más necesitadas, en especial de los obreros, dejándolos sumidos en la pandemia, sin trabajo, reprimidos y obligados a cumplir sin chistar las disposiciones arbitrarias de las grandes empresas como las que construyen la refinería Dos Bocas. Por tanto, la represión de la que fueron objeto los obreros en Dos Bocas, caracteriza a la 4T como un gobierno neoliberal.
El conculcar el derecho a la protesta y el derecho a mejoras salariales caracteriza al gobierno de la 4T como un gobierno represor y amigo de “mantener la paz social” a punta de bayoneta. La afirmación de que “no son iguales a los gobiernos anteriores” es tan falsa como decir que ya no existe el neoliberalismo en México. Al mismo tiempo, exhibe la demagogia barata de su slogan, “primero los pobres” con la que ha logrado embaucar al pueblo humilde de México.
En estados Unidos el desempleo pasó de 3.4% al 8%, en 2020 y bajó al 5.6% en este 2021, por ello, las peticiones de subsidio por desempleo llegaron hasta los 6 millones ochocientos mil. Así, millones de estadounidenses perdieron su empleo y registraron un recorte en sus ingresos por la reducción de horas de trabajo. Los efectos negativos para los trabajadores se acentuaron en sectores de servicios como los restaurante y hoteles, donde quedaron desempleados; en el segmento de los trabajadores esenciales -las cosechas, el transporte, el cuidado de niños enfermos y ancianos- el panorama es sombrío: quedarse en casa sin sueldo o asistir a trabajar y exponerse a la pandemia, llevó a miles de obreros a renunciar a su trabajo. Como prueba de que más empleados exigen mejores sueldos, mejores condiciones de trabajo, más vacaciones, licencia por maternidad y horarios flexibles, miles de trabajadores de diferentes fabricas han exigido a los sindicatos declararse en huelga. Mil 400 empleados de la firma Kellogg’s se declararon en huelga, en protesta por recorte al seguro médico, las jubilaciones y las vacaciones, informa la página digital wsws.org.
Pero más allá de los trabajadores sindicalizados, hay millones de trabajadores que se rehúsan a regresar a sus trabajos, en áreas de empleo de bajos sueldos. Nueve millones de trabajadores de hecho están en huelga para obtener algo mejor, dice el periódico financiero The Street. Todo esto en la capital de neoliberalismo: Estados Unidos. The Washington Postrecogió las declaraciones de Elizabeth Shuker Dirigente de la Central Sindical AFL_CIO quien afirmó: “Las huelgas son una señal, sin duda de que los empleadores ignoran a los trabajadores en perjuicio propio, la pandemia dejó al desnudo nuestro sistema de desigualdades y los trabajadores se rehúsan a volver a empleos míseros que ponen en riesgo su salud. Esta ola de huelgas en Estados Unidos inspirará a más y más trabajadores para que se planten firmes y digan “merecemos algo mejor”.
No hay duda que la inconformidad obrera es prueba de la expoliación de que es víctima la clase obrera en general, y de la urgente transformación de esta sociedad injusta. Por eso la clase obrera de México y del mundo debe unirse y organizarse para tomar el papel de vanguardia, que en la transformación de esta sociedad injusta y expoliadora le ha asignado la visión materialista de la historia.