Más de 40 personas han muerto y decenas resultaron heridas, según los medios y las autoridades locales, después de una estampida en un evento de Lag Ba’omer en el norte de Israel.
Decenas de miles de personas se reunieron en el monte Meron para celebrar la festividad religiosa judía.
Se trataba del acontecimiento más multitudinario que se desarrollaba en el país desde marzo del año pasado, cuando se declaró la crisis sanitaria mundial, a pesar de las limitaciones de aforo de 10.000 asistentes que habían impuesto las autoridades sanitarias. Un testigo citado por la prensa hebrea aseguró que un primer grupo de asistentes resbaló en las escaleras de una tribuna portátil, lo que pudo producir una avalancha en cadena en el recinto.
Se cree que la separación entre las hogueras en torno a las que cantan y bailan los peregrinos durante la noche, forzada por las medidas de seguridad de la pandemia, originó cuellos de botella donde se pudo desencadenar la estampida.
La mayoría de las víctimas perecieron asfixiadas en un paso de apenas tres metros de anchura que, según declaraciones de testigos, había sido cerrado por la policía por razones de seguridad.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó que la estampida de Merón fue uno de los peores ‘desastres’ de la historia del país y declaró un duelo nacional para el domingo.
“El domingo, celebraremos un día nacional de duelo tras el desastre en el monte Meron, uno de los desastres más graves que sufrió el Estado de Israel. Todos nos uniremos al dolor de las familias y rezaremos por el bienestar de los heridos”.
En su visita al lugar de la tragedia, envió un mensaje a las familias de las víctimas y prometió una “investigación exhaustiva, seria y profunda” para asegurase “de que tal desastre no se repita”.
La ceremonia del monte Meron, en la región de Alta Galilea próxima a la frontera con Líbano, tiene su foco en tumba del reverenciado rabino Simon Bar Yochai, un místico del siglo II, y se desarrolla durante toda la noche y la madrugada del Lag Baomer en medio de fogatas conmemorativas. En su práctica totalidad los asistentes son hombres. Las mujeres deben acudir a zonas segregadas, según la ley religiosa judía.